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Woodstock lucha contra la nostalgia

El mayor concierto de la década se levanta sobre un presupuesto de 4.300 millones de pesetas

Esta semana, una pradera de tres kilómetros cuadrados en el pueblo de Saugerties (Nueva York) se convertirá en una ciudad provisional con la misma población que Alicante y con más habitantes que Cuenca o Zamora. Es el renacimiento de la "nación Woodstock", la segunda edición de la gigantesca comuna de 1969 que en esta ocasión viene respaldada por un despliegue estratégico diseñado con tiralíneas para evitar el caos y ganar mucho dinero. El macroconcierto de Saugerties tendrá sus propias leyes y una banda sonora que reúne a generaciones separadas entre si por un cuarto de siglo. Participarán 25 grupos musicales y se espera la asistencia de más de 250.000 personas.Habrá siete millones de litros de agua, 800 autobuses para trasladar al público desde los aparcamientos hasta el escenario, 2.800 lavabos portátiles, 500 médicos y un estudiado plan de evacuación.

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El público será la estrella del festival"

El montaje no es resultado del capricho sino de una estricta legislación aprobada por el Estado de Nueva York después del desastre en que se convirtió el concierto del 69, que tuvo lugar en una granja 10 veces más pequeña que el emplazamiento de este año. "Nunca se ha hecho algo de este tipo", dijo Hector Lizzardi, director de operaciones de Woodstock 94, donde se pondrán a la venta 2.000 toneladas de Pepsi-Cola. Además de la casa de refrescos y la multinacional del disco PolyGram, el evento ha sido ya bendecido por un monje lama y por un jefe indio de la nación Mohawk.

En el aspecto musical, 25 grupos de y para todas las edades se darán cita a partir del viernes próximo y durante todo el fin de semana en dos escenarios con 500 altavoces y 75.000 watios. Los asistentes no podrán llevar comida del exterior y tendrán que dormir en tiendas de campaña sin clavijas, para no estropear el césped.

Tanto Lizzard como John Roberts, uno de los organizadores, han hecho frente a las críticas de excesiva organización señalando que Woodstock 69 fue un verdadero desastre del que ha quedado un recuerdo romántico con el paso de los años. Según Roberts, "nadie quiere volver á quedarse atascado en medio de la carretera, nadie quiere morirse de hambre o sufrir una herida. La gente quiere estar a gusto asistiendo a la mayor reunión de música róck en décadas".

Veinticinco bandas que pretenden satisfacer todos los gustos intentarán convencer al público de que, en efecto, se trata de una ocasión irrepetible. Bob Dylan, quizá el cantante más intemporal de los que tocarán en Woodstock 94, es el nombre que podría sostener por sí mismo un encuentro de este tipo. A pesar de ser un símbolo de los sesenta, no actuó en el festival original. La mítica The Band, sin Robbie Robertson ni el fallecido Richard Manuel, fue el último grupo anunciado. Como contrapunto, bandas jovencísimas como Cypress Hill, Arrested Development y Salt'n' Pepa funcionan a modo de muestra de tendencias recientes de la música rap y hip hop. La música negra estará representada por los Neville Brothers, la banda de blues, rock y soul establecida en Nueva Orleans.

Pero el grueso del concierto se encuentra entre esos dos extremos del espectro. Aerosmith es un grupo muy veterano con una inteligente forma de vender el rock duro que les coloca a medio camino entre los Rolling Stones y AC/ DC. Pero serán Red Hot Chili Peppers, Porno for Pyros, Spin Doctors y Green Day quienes darán al evento el verdadero aroma de los noventa. Entre los grupos que regresan después de un cuarto de siglo, el de Carlos Santana, uno de los precursores de la llamada World music que ahora apadrina Peter Gabriel, otro de los platos fuertes de Woódstock 94. Crosby, Stills & Nash y Joe Cocker también repiten.

La reunión alternativa de veteranos de Woodstock que se había convocado en la cercana localidad de Bethel, donde se celebró ese concierto, se canceló la semana pasada debido a su escaso poder -de convocatoria: aunque habían previsto la asistencia de 40.000 personas, hasta ese momento sólo habían vendido 1.600 entradas.

Woodstock 94 seguirá adelante, pero la lentitud con que han estado vendiendo las entradas forzó a los promotores a abandonar su política de despacharlas en paquetes de cuatro. Además, las localidades estarán a la venta hasta el jueves. La organización tiene previsto que miles de personas se presenten el fin de semana en el concierto con la intención de colarse, y para ello han dispuesto estrictos controles de seguridad. En la situación de emergencia que se desencadenó en 1969 debido al bloqueo de las carreteras, se tuvo que recurrir a los mismos helicópteros, y pilotos que habían estado o estaban a punto de ser destinados a la guerra de Vietnam.

La música no será la única oferta de Woodstock 94. El mensaje social y ecológico del festival se verá materializado en la llamada Eco-Village, un grupo de casetas para "el intercambio libre de ideas e informaciones sobre temas de drogadicción, la prevención del sida, la conservación de la naturaleza, y los retos ecológicos y de educación"."En este país todo es, en cierto grado, algo comercial", explica John Roberts. "Las olimpiadas, el béisbol, el fútbol, los sermones en las iglesias... Woodstock 69 también fue comercial".

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