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Cientos de personas se enfrentan a la policía en el centro de La Habana

La Habana vivió ayer violentos disturbios, los primeros en 35 años de revolución, cuando varios cientos de personas se concentraron en el malecón y las calles del barrio de Colón y Centro Habana, y armados con piedras, botellas y palos se enfrentaron a la policía, apedrearon vidrieras y gritaron consignas contra el régimen y el socialismo. Durante los incidentes, que duraron varias horas, la policía reprimió con porras a los manifestantes y realizó disparos al aire. Hasta el momento no hay ningún recuento oficial de heridos ni detenidos.El propio Fidel Castro se presentó horas después en el lugar de los hechos y, para justificar la represión, dijo que dos policías habían sido asesinados la noche anterior por balseros que huían de la isla.

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Viene de la primera páginaA las cinco de la tarde, el hospital Hermanos Almeijeiras, el más cercano al barrio CentroHabana y uno de los más importantes del país, no admitía a nadie y la mayoría de los médicos del centro habían sido requeridos para atender a los heridos. Fuentes del hospital informaron a EL PAÍS que el número de heridos se acercaba al centenar y que la mayoría de ellos eran policías y agentes del Ministerio del Interior que tuvieron que ser atendidos de diversos traumatismos provocados por las piedras.

Los incidentes comenzaron sobre las doce del mediodía en el Muelle de la Luz, en el puerto de La Habana, donde desde primera hora de la mañana, medio millar de personas se habían concentrado ante él rumor de que un grupo se proponía secuestrar por cuarta vez en menos de una semana la lancha de pasajeros que enlaza. La Habana, con Regla y Casablanca.

Muchos de los cubanos que aguardaban en las cercanías del muelle y el muro del malecón llevaban bolsas con ropa y alimentos, y algunos declararon, abiertamente a este diario que estaban allí con la intención de aprovechar cualquier oportunidad que se les presentara para salir ilegalmente de la isla.

Sin embargó, a e'so del mediodía, varios camiones de tropas especiales llegaron al lugar y comenzaron a dispersar a la gente. Primero con gritos, luego con carreras y finalmente golpeando y deteniendo a algunos jóvenes. Pero en vez de disminuir el número y dispersarse, el grupo fue creciendo y envalentonándose, y en pocos minutos se reunió en la zona aledaña al Castillo de la Fuerza cerca de un millar de per sonas que empezó a marchar por el malecón al grito de ¡Libertad !¡Libertad!

La manifestación discurrió pacíficamente cerca de un kilómetro por el paseo marítimo, hasta que, poco antes de llegar a la calle Belascoaín, cerca del Parque Maceo empezó la confrontación. En poco tiempo casi un centenar de efectivos de la Brigada Especial y agentes armados vestidos de civil llegaron en camiones al lugar, mientras la gente gritaba cada vez más fuerte y algunos se enfrentaban con piedras y palos a la policía.

Fue entonces cuando se produjo el verdadero choque. Grupos de decenas y centenares de personas se dispersaron por las estrechas callejuelas del barrio de CentroHabana y comenzaron a quemar contenedores de basuras, a romper escaparates y a atacar a la policía en las esquinas, mientras algunos les arrojaban botellas desde las azoteas y los vecinos del lugar contemplaban atónitos la escena desde los balcones y ventanas de sus casas. "Esto es sólo el principio. Ya no vamos a aguantar más", gritaban algunos de los manifestantes, excitados al ver a varios policías heridos.

La confusión y la tensión dominaron el momento y se adueñaron de las callejuelas de Colón. Mientras la policía disparaba al aire, y la gente cerraba las ventanas de su casas para evitar una bala perdida, algunas mujeres y niños se refugiaban detras de los coches aparcados en las aceras o en los portales.

Los manifestantes rompieron escaparates y saquearon algunas tiendas, incluidas algunas de hoteles y de venta en dólares, y aparecían y desaparecían por las calles Escobar, Lucena, Perseverancia y Virtudes después de apedrear a la policía aprovechando los pasillos, cuerterías y solares de la zona para esconderse.

Cerca de las cuatro de la tarde, tras la llegada a la zona de fuertes contingentes policiales y miembros de las brigadas y tropas especiales, la situación se fue calmando y el barrio de Centrohabana recuperó cierta tranquilidad. Según pudo comprobar EL PAÍS, la policía detuvo a decenas de personas en los incidentes. A las cuatro de la tarde la comisaría de Aguila y Chacón, la más cercana al centro, estaba acordonada y se impedía el acceso.

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