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La monogamia es antinatural

La antropóloga Helen Fisher afirma que la infidelidad es una consecuencia necesaria de la química cerebral

Las virtudes monogámicas promovidas en varios libros norteamericanos recientes, como The Couple'Comfort Book (Harper San Francisco), The Erotic Edge (Dutton) o Hot Monogamy (Dutton), han recibido el contraataque de Helen Fisher, que desde su última obra, Anatorny of Love (Norton & Company), se ha convertido en un martillo de fieles. Fisher, una antropóloga sexual y televisiva al estilo de Elena Ochoa, con varios galardones profesionales, ha estudiado durante 10 años la vida de las aves, las abejas y los seres humanos y llegó a la conclusión de que vivir con una sola pareja no es sólo insólito sino antinatural.La revista neoyorquina Details publica en su número de mayo una entrevista con Fisher donde se define la infidelidad como una consecuencia necesaria de los procesos químicos cerebrales. Según ella, la fase de atracción y enamoramiento desencadena un chorro de anfetaminas naturales que pasan a convertirse, con el entrañamiento, en un baño de endorfinas y, después, a veces, siendo joven, en simple detritus.

¿Cuánto puede durar una pasión? Según un par de estudios científicos sobre esta alquimia no más de dos o tres años. Que en algunos supuestos dure más y se hable de enamoramientos cronícos se debe, según Helen Fisher, a que esas relaciones han encontrado dificultades para vivirse plenamente -matrimonio de alguno de los dos, distancias, prohibiciones raciales, presidios- y han impedido la saturación de los niveles neuronales.

Queda, sin embargo, una objeción: ¿si la pasión tiende inevitablemente a marchitarse, por qué se sigue idealizando? La contestación de la investigadora es que somos animales y nos hallamos atados por el amor. El amor actúa como un instinto de supervivencia de la especie. Pero esto no conlleva que sea necesario casarse o seguir casados siempre. Hace apenas 150 años -recuerda Fisher- el matrimonio, aparte de que duraba menos por la muerte prematura de algún cónyuge, no tenía por qué relacionarse con el amor.

En sus conclusiones, la monogamia es antinatural. En algunas especies de aves -ocas y cisnes- la pareja debe permanecer avecinada para seguir cuidando crías que tardan mucho en independizarse, pero en los mamíferos, el 97% no siguen juntos. La especie humana, que es parte del otro 3%, debe cohabitar un tiempo por razones paternales, pero más allá de ese periodo no hay inducciones biológicas para conservar la unidad. Primero fue el pecado, luego la censura social, después la consideración de las rupturas como una desgracia lo que mantiene la vigencia monogámica, dice la antropóloga.

Acusada de antifeminista por su deriva biologista, Helen Fisher no tiene reparo en responder que el erotismo del poder es muy cierto sí se habla de mujeres. "Existe un estudio realizado en 33 culturas diferentes", dice, "que demuestra la atracción que despierta en las mujeres el alto estatus, cargo o fortuna material del varón desde hace al menos cuatro millones de años".

El poder es sexy por la biología.

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