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Un jardinero en el metro

El túnel de la realidad virtual en la estación de Opera

Joseba Elola

Cualquier madrileño se puede sentir jardinero en el metro. Si sondea el túnel de la estación de Opera y toca una planta, verá cómo el suave roce de una mano acariciando un helecho hace que en una pantalla situada enfrente broten helechos hasta formar una selva. Rodeando con las manos un cactus, se consigue que el jardín desaparezca. Nace el mundo del jardinero táctil.En ópera, uno puede convertirse en virtual músico. Una escultura sonora interactiva permite que, girando un disco metálico, los martillos electromecánicos -controlados por ordenador- de doce marcos colgados del techo produzcan un mar de tintineos cuya tonalidad se controla con los dedos.

Doce son las propuestas de arte interactivo que ofrece la exp9sición que alberga el metro de Opera. Algunas nacen de la realidad virtual; otras, simplemente, involucran al espectador. Los artistas provienen de ocho países, y algunos están en la vanguardia del arte virtual, mientras otros son estudiosos que llevan investigando desde hace más de quince años.

Visiones líquidas

Visiones líquidas es un ejemplo de arte virtual, y está situada junto, a tres simpáticas y clásicas goteras del túnel de ópera. Basta con asomarse a una pantalla para ver el reflejo de nuestro rostro en el agua de un río cuyas aguas se enturbian si se Pone la mano a remojo.La obra que expone Pedro Gardhel, joven artista canario, poco tiene que ver con la realidad virtual. Su video instalación es una invitación a la reflexión. El espectador va atravesando pantallas en las que se proyectan imágenes que juegan con el concepto del paso del tiempo. Gardhel se vio seducido enseguida por la idea de participar en una muestra en el metro. "El metro une las estaciones de la vida", dice. "Empiezas en un punto y llegas a otro. En el camino, reflexionas, conoces nuevas gentes...".

La propuesta más cercana a lo que se conoce de la realidad virtual es Satori, de Mario Canali y Marcello Campione. El casco de realidad virtual permite la inmersión en un mundo geométrico en pareja. Hay dos cascos y dos micrófonos que conectan a las dos personas que entran en un mundo en el que no se matan marcianitos: sólo se observa y se buscan las puertas que abren nuevos mundos.

La sorpresa saltó ayer cuando un joven se dispuso a hacer su primer contacto con los espacios virtuales. Se sentó en una vieja silla -la muestra combina la tecnología más avanzada con mobiliario clásico, incluso rancio- Los espectadores seguían a través de una pantalla su particular periplo por un laberinto del que no conseguía salir. Entonces decidió que lo mejor era mirar al cielo para conseguir una perspectiva que diera opción a estudiar el laberinto desde arriba. Mareado, alzó la cabeza, miró al cielo, se reclinó en la vieja silla y... el brusco contacto con el suelo le devolvió a la realidad. Los dos artistas italianos acudieron en su socorro, le quitaron el casco, y de pronto se encontró en el suelo frente a un grupo de curiosos. Y exclamó: "¡Realidad virtuarl".

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Arte virtual. En los andenes del metro de Ópera. Hasta el 8 de mayo. De 10.00 a 21.00. Entrada: 600 pesetas.

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Sobre la firma

Joseba Elola
Es el responsable del suplemento 'Ideas', espacio de pensamiento, análisis y debate de EL PAÍS, desde 2018. Anteriormente, de 2015 a 2018, se centró, como redactor, en publicar historias sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como entrevistas y reportajes relacionados con temas culturales para 'Ideas' y 'El País Semanal'.

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