ADOLESCENTES BEBEDORES.

"¿Y a ti te dejan entrar en las discotecas"?. La respuesta de la cría, una morena algo grandota de 15 años, es contundente. "Pues sí. Y, si no, me cuelo". "Además, el de la puerta, ya me conoce", puntualiza. Son 600 pesetas la entrada por una consumición, "una copa", explica, 800 por dos. A ella le gusta el vodka con limón y la opción está clara. A las 10.30, como muy tarde, ella y sus amigas están en casa.Ella lo tiene muy claro, igual que otros muchos críos de su edad: en bares, discotecas o sirviéndose directamente en supermercados, el 36,4% de los adolescentes españoles entre 14 y 16 años bebe alcohol de forma habitual los fines de semana en la calle, y casi el 47% de los que tienen entre 16 y 19, según un estudio del Instituto de la Juventud, realizado en 1993, no hecho público todavía. En total, más de la mitad de los chavales de esa edad (el 54%) lo ha probado en alguna ocasión. Todos en la calle y en situaciones claramente fuera de la ley, que prohibe la venta y el consumo de alcohol entre los menores de 16 años, aunque lo considera una falta leve, castigada con una multa máxima de 50.000 pesetas.

La alarma que han suscitado los casos de León va a reflejarse en la normativa. El Gobierno va a endurecer estas sanciones. La reforma, que estará lista dentro de "pocas semanas", según el Ministerio del Interior, pasará a considerar la venta como una infracción grave, sancionable con multas de hasta cinco millones de pesetas y cierres de hasta seis meses.

El Ministerio de Sanidad quiere también endurecer los límites de la publicidad de alcohol. La legislación actual prohibe los anuncios de bebidas alcohólicas en televisión hasta las 10 de la noche para las que tienen más de 20 grados. Sanidad quiere eliminar la autorización para otras bebidas como la cerveza, en cualquier franja horaria.

Las limitaciones alcanzarán también, según la ministra Ángeles Amador, a la venta en estaciones de servicio y restaurantes y cafeterías de autopistas y autovías. El ministerio de Sanidad prepara también un endurecimiento de la prohibición de la publicidad del tabaco, centrada en la televisión, ampliándola a otros medios como las vallas.Negocios ilegales

"El problema son las tiendas y los negocios, algunos ilegales, que proliferan, sobre todo en verano, alrededor de las discotecas", afirma Gerardo Barredo, presidente de la Federación Nacional de Empresarios de Discotecas. Frente a los 6.000 locales legales que existen en España, hay unos 60.000 chiringuitos o pubs que funcionan casi sin control, según Barredo. Los empresarios argumentan que ellos no hacen negocio con los más jóvenes, porque no tienen suficiente dinero para pagarse una consumición en una discoteca. "Hacer dinero con los críos es detestable", asegura Barredo. "Aunque nosotros somos muy rigurosos, es inevitable que algunos se cuelen, porque falsifican carnés o por su aspecto fisico", explica.

La opinión de las asociaciones de consumidores o los médicos no es tan benévola: los padres temen mucho más al porro que a la copa, los empresarios hacen la vista gorda y las autoridades inspeccionan poco y mal, afirman. Las inspecciones sin embargo, han aumentado: en Madrid, por ejemplo, se ha pasado de 13 expedientes (que dieron lugar a cuatro sanciones), en 1992, a 89, en 1993, de los cuales 78 acabaron en multa y 11 en cierre, según la Delegación del Gobierno. En León, sin embargo, no se ha producido ninguna denuncia tras los sucesos de Semana Santa. informa Marifé Moreno. En los últimos seis meses se han realizado más de 1.000 inspecciones en locales públicos de la provincia, aunque no se ha levantado en acta por este motivo.

Este consumo juvenil empezó a mediados de los años ochenta, según los expertos. "Se ha impuesto claramente, en las generaciones más jóvenes, el modelo anglosajón de beber", afirma Domingo Comas, profesor de Sociología en la Universidad Autónoma de Madrid. "Ha disminuido la edad y se ha concentrado en los fines de semana, en unas pocas horas por la tarde, y siempre en la calle", continúa Comas.

El aumento de bebedores de 14 y 15 años es claro: en cinco años se ha duplicado el número de los chavales entre 14 y 16 años que consumen una cantidad de alcohol equivalente a cinco litros de cerveza cada fin de semana (un 8,8% de todos los chicos de esa edad).

De los que beben habitualmente con menos de 16 años, un tercio consume menos de lo equivalente a un litro semanal de cerveza, otro tercio entre dos y tres litros, y alrededor de un 40% consume más de esa cantidad.

Los comas etílicos y las intoxicaciones graves, sin embargo, no son lo más preocupante, según los expertos. "Son precisamente los que beben menos o de forma esporádica los que se cogen esas borracheras", afirma Jesús Picatoste, especialista en medicina interna del Hospital Gregorio Marañon de Madrid.

La edad media de la primera borrachera se sitúa en torno a los 13 años, según reveló un estudio de 1990 editado por el Plan Nacional sobre Drogas. El 30% entre los 11 y los 16 años afirmaba haberse embriagado más de una vez.

El Ministerio de Sanidad está "seriamente preocupado", en palabras de la actual ministra, Ángeles Amador, por la extensión del consumo de alcohol y tabaco entre los más jóvenes. Ambos problemas son dos cuestiones de salud pública "prioritarias". "Pero la ley no basta, porque, la prohibición de vender alcohol a menores sencillamente no se cumple. Hay que alertar a las familias, que no consideran el alcohol algo tan grave", afirma Ángeles Amador. La ministra de Sanidad insiste en que el esfuerzo debe ser sobre todo de educación. "No podemos echarles la culpa a los chicos. Debemos ser capaces de explicarles la gravedad de estos comportamientos. Tienen mucha información sobre las drogas, pero hay una desprotección total con el alcohol, añade Amador.Los expertos se muestran cautos con el aumento de bebedores. "Los adultos tienden a estereotipar a los jóvenes. Dramatizar el consumo de los menores es una forma de tapar el de los adultos también", opina Domingo Comas. "Ahora tienen más libertad y más dinero y el alcohol está a su alcance, pero no son tan distintos de los adultos. Es importante no ser paternalistas en los inensajes", afirma Francisco Vargas, consejero técnico de la Dirección General de Salud Pública.

Ahora empieza incluso a manifestarse un sentimiento contrario al alcohol: en cinco años, se ha multiplicado por tres el número de adolescentes abstemios, según el estudio del Instituto de la Juventud. Un 12% de los chavales entre 14 y 16 pide que sea ilegal. "Llegan a los 20 años más moderados. "Este puritanismo viene de los excesos y de haber vivido, de cerca o de lejos, accidentes de tráfico", según Domingo Comas.

Las urgencias de los hospitales han notado el aumento de borracheras entre los adolescentes: viernes y sábados gotean de forma regular chicos y chicas sin control, sobre todo en Navidad, aunque los comas son muy raros. Los traen sus amigos, asustados al ver que no reaccionan con los trucos caseros del café con sal o la ducha fría, o la propia policía, que se los ha encontrado tirados en plena calle. Primero fueron las litronas, más tarde el calimocho (coca-cola con vino). Lo último son los chupitos: una bomba con cuatro clases de alcohol destilado y una pizca de zumo.Con cuatro cervezas al día se supera la zona de riesgo en el consumo de alcohol. "Es una droga que genera dependencia física y psíquica. Es un tóxico y da igual que se mezcle o no. Lo importante es la cantidad de etanol (el componente químico del alcohol que tiene que asimilar el hígado)", explica Francisco Vargas, médico y asesor del Ministerio de Sanidad.

El peligro es mayor para las mujeres, porque su organismo tiene menos capacidad para metabolizar el alcohol al producir una menor cantidad de la enzima necesaria en el estómago.

El código de circulación permite un máximo de 0,8 gramos de alcohol por litro de sangre. Sin embargo, el organismo empieza a alterarse seriamente a partir de los 0,5 gramos por litro, con una disminución de los reflejos y la capacidad de reacción. La tolerancia no es igual para todos los individuos y disminuye con el estómago vacío.Vómito peligrosoCon el coma etílico (a partir de los cuatro gramos por litro en sangre) llega la inconsciencia, el no controlar los esfinteres y la falta de reacción a cualquier estímulo externo. "Es fundamental no provocar el vómito en esta situación, porque el paciente no tiene los reflejos de deglución y se asfixia con su propio vómito", explica Jesús Fermosel, jefe del servicio de urgencias infantiles del Hospital Gregorio Marañon de Madrid.

Ante un coma, otro recurso prohibido es el baño en agua fría: el alcohol baja la temperatura del cuerpo y puede producirse una brusca bajada de tensión que lleva al paro cardíaco. El consejo es acudir siempre al hospital. Normalmente estos casos no dejan secuelas y suponen una lección para el chaval.

"Hasta ahora no se ha estudiado con precisión las consecuencias de un consumo habitual desde la adolescencia, pero hay grandes posibilidades de que una buena porción de los chicos que beben precozmente acaben siendo alcohólicos", afirma Jesús Picatoste.