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Zaragoza descubre a un Luis Buñuel inédito para el gran público

La Filmoteca exhibe tres de sus cuatro cintas rodadas en la sombra

Los gritos de Luis Buñuel se oían, sin duda, por el plató, aunque en los créditos no figurase como director. Quienes le han estudiado aseguran que su protagonismo en las tres cintas que ahora se pueden ver en la Filmoteca de Zaragoza traspasaba los límites de la producción, misión que desempeñó con autoridad implacable. Las tres películas, hechas para la productora Filmófono durante los últimos años de la II República, son desconocidas para el gran público.

El pasado martes, el teatro del Mercado, en el edificio del antiguo recinto de venta de pescado de la capital aragonesa, proyectaba la película Don Quintín el amargao. El director aparecía con claridad en el anuncio: Luis Marquina. La fecha del rodaje, 1935. Sin embargo, el ciclo de la Filmoteca de Zaragoza era bien concreto: Luis Buñuel en Filmófono. El genio de Calanda, Teruel, había cambiado en esta ocasión de puesto en el reparto; se ocupaba de la producción ejecutiva, la supervisión y la coguionización.Es ésta una de las cuatro ocasiones en que la aventura de ganar dinero llevando a la pantalla temas populares de la época, pero sin abandonar su exigencia de calidad, se vivía en la productora Filmófono. Un proyecto en el que se embarcó Luis Buñuel junto a su amigo Ricardo Urgoitio, dejando a otros la silla y el megáfono de director para, con puntualidad británica y firmeza germana, hacer cumplir a todo el equipo los planes de rodaje.

En la serie programada por Leandro Martínez, director de la Filmoteca zaragozana y apasionado conocedor de la obra del cineasta aragonés, se van a poder contemplar hasta el 2 de febrero tres de las cuatro cintas que Buñuel rodara en la sombra. En una de ellas, la cuarta, ¡Centinela alerta!, no podría reprimirse más sus ansias de dirigir, y lo haría junto al francés Jean Gremillon, apreciándose claramente el contraste entre la sensibilidad del galo y la rudeza del aragonés.

No le importó a Buñuel versionar a Arniches o incluir en el reparto a Angelillo en dos de las tres películas que se pueden ver ahora por tan sólo 275 pesetas. Además de la última mencionada, Angelillo estaría también en la pantalla dirigido por José Luis Sáenz de Heredia, cuando en 1935 rodó La hija de Juan Simón.

La cuarta cinta rodada por Buñuel en la productora, tercera en realidad en orden cronológico, fue ¿Quién me quiere a mí? La Filmoteca zaragozana no ha podido hacerse con ella para incluirla en este ciclo. Sí se ha programado, no obstante, una cinta dirigida en 1934 por Jean Gremillon, La Dolorosa, y así pueden apreciarse las diferencias tan notorias con Buñuel, aunque participaran juntos en ¡Centinela alerta!

En su papel de productor, Luis Buñuel batió todas las marcas en reducir los tiempos de rodaje. Así, la mayor parte de los trabajos de Filmófono estuvieron listos en apenas tres semanas. Los estudios de su obra en esta etapa hablan del cariño que el aragonés tenía por la figura de don Quintín, un hombre de buen corazón pero tremendamente duro en sus comportamientos.

En esta primera producción se representa al Madrid de finales de la Il República, con detenimiento en el Rastro madrileño y sus aledaños. La segunda cinta, La hija de Juan Simón, es un melodrama en el que el entonces más que popular Angelillo desata toda su capacidad de tonadillero.

La inminente llegada de la guerra en 1936 condiciona el rodaje de la tercera de las películas ahora se exhibe en la Filmoteca de Zaragoza. Es también la cuarta y última que produce Filmófono. ¡Centinela alerta!. Pese a las circunstancias y al momento en que se realizó es, sin embargo, una película divertida, basada basada en La alegría del batallón, obra de Arniches.

La guerra civil pondría fin al proyecto de la productora, y con la cuarta película, la que más tiempo se tardó en rodar, una semana más que las anteriores, concluirían los trabajos de Filmófono. Sin embargo, la buena experiencia sirvió para que Urgoitio ofreciera a Buñuel la realización de 18 películas populares más (el director aragonés quiso recuperar las obras de Benito Pérez Galdós para el cine), aunque nunca cuajara la oferta por la etapa bélica en la que se adentraba Europa.

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