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El Consejo de Europa aprobará en 1994 el primer tratado internacional sobre bioética

El acuerdo recoge las normas para la protección de la identidad génetica humana

Milagros Pérez Oliva

La Convención Europea sobre Bioética ha entrado en su recta final. Así lo ha asegurado el presidente de la Comisión de Bioética del Consejo de Europa, el español Octavio Quintana, que calcula que el texto será aprobado a finales de 1994. La Convención sobre Bioética será el primer tratado internacional destinado a fijar las condiciones y límites de la aplicación de los avances médicos y biológicos e incluirá una serie de normas para la protección del ser humano y su identidad genética. A esta convención deberán adaptarse las legislaciones nacionales de los países firmantes.

La Convención lleva negociándose desde hace varios años. Las diferencias entre países y confesiones, y la presión de los lobbys económicos, particularmente de laboratorios y empresas de biotecnología, habían impedido desbloquear hasta ahora el proyecto en discusión. Pero la creciente demanda de una regulación internacional ha facilitado ahora el acuerdo. "La convención es no sólo necesaria, sino urgente", afirma Octavio Quintana. "Se están ya produciendo situaciones extrañas porque hay países con una legislación muy restrictiva, al lado de otros muy permisivos. Estas diferencias pueden dar lugar a una especie de turismo bioético en que investigadores o personas interesadas en determinadas terapias vayan a hacer en otros países lo que no les está permitido en el suyo". Por ejemplo, clonar embriones."El rechazo suscitado por la reciente clonación de embriones humanos inviables es una demostración de que la sociedad considera intolerables algunas aplicaciones médicas y que reclama una reglamentación internacional sobre esta materia", afirma el diputado español Marcelo Palacios, comisionado para asuntos de bioética por encargo de la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa.

Embriones

La necesidad de consenso ha obligado a sortear la cuestión más comprometida, la relativa a la protección del embrión. ¿Puede ser utilizado como objeto de investigación no terapéutica el embrión producido por fecundación in vitro? ¿Es lícito crear embriones con el único objetivo de someterlos a investigación médica? Una parte de los representantes de la comisión de bioética, en la que participan todos los países del Consejo de Europa, consideran que el embrión es un ser humano desde su concepción y, por lo tanto, no puede ser destruido ni utilizado como objeto de investigación no terapéutica. Otros países, en cambio, permiten la investigación en embriones hasta el decimocuarto día de desarrollo. Algunos sólo autorizan la investigación en los embriones creados para procreación, siempre que sean inviables, mientras que otros autorizan incluso la creación de embriones con la única finalidad de investigar sobre ellos."Las diferencias son tan importantes que ha sido imposible llegar a un acuerdo total. Por eso hemos optado por incluir en la convención algunos aspectos generales, y dejar su desarrollo para un futuro protocolo", explica Octavi Quintana. La convención dejará explícitamente a las legislaciones nacionales la decisión de autorizar la investigación sobre embriones, aunque establecerá una restricción general: la investigación sólo podrá realizarse en embriones de menos de 14 dias.

En el resto de los puntos se ha alcanzado ya un acuerdo. El primero, que "el interés del ser humano prevalecerá siempre sobre el interés de la ciencia y de la sociedad". Ello excluye cualquier medida de signo coercitivo, por ejemplo, posibles intentos de selección general para determinar quienes padecen una enfermedad, cuestión de la máxima importancia en tiempos del sida. Además, ninguna intervención podrá ser efectuada sobre una persona sin su consentimiento, libre e informado.

También establece que ni el patrimonio genético ni el cuerpo humano deben ser objeto de comercio ni fuente de lucro. Proclama claramente la libertad de la ciencia para investigar, pero afirma que ésta debe estar siempre subordinada a los derechos de la persona. Por ejemplo, los de libertad e intimidad: "Una persona tiene el derecho a conocer o ignorar las informaciones obtenidas sobre su estado de salud". Particularmente importante es el derecho a la intimidad genética, pues las nuevas técnicas biomédicas permiten desarrollar la llamada medicina predictiva, capaz de pronosticar si una persona sufrirá en el futuro una determinada enfermedad.

La convención aborda con una solución de compromiso la intervención sobre el genoma humano. Hay acuerdo en que sólo se podrá intervenir sobre el ADN, la macromolécula que contiene toda la información genética de la persona, para curar alguna enfermedad, pero no se podrá tocar para la simple investigación.

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