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La Capilla Sixtina desata una batalla contra la restauración 'cosmética'

Balthus y Jasper Johns integran una asociación para la defensa de las obras de arte

El profesor James Beck, de 63 años, ha emprendido una cruzada en favor del arte. Hace dos años se le pusieron varias querellas en Italia tras su denuncia de las atrocidades cometidas en una emblemática escultura: la Ilara del Carretto. Venció. Ahora acaba de publicar un libro, Art restoratión. The culture, the business, the scandal y ha creado una asociación, Art Watch International, a la que se han afiliado artistas como Balthus y Jasper Johns. En declaraciones a este periódico Beek afirma que la restauración de la capilla Sixtina ha causado daños irreparables en la obra magna de Miguel Ángel.

El embellecimiento de una obra de arte es un crimen, según James Beck. En los últimos 20 años se ha desatado en el mundo una fiebre de la restauración en varios países. El profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York) ha denunciado las consecuencias que una restauración innecesaria, con fines cosméticos, puede tener en murales, pinturas y esculturas. "No quiero que se me comprenda mal", explica. "No estoy en contra de la restauración. Pero sí me opongo a toda restauración que tenga como objeto el embellecimiento de la obra. Sólo estoy a favor de las restauraciones o tratamientos para la conservación de las obras de arte. Si la obra está en peligro, debido a la contaminación u otro factor de riesgo, hay que hacer algo inmediatamente. Pero hacerlo para que Parezca más atractiva para el público lo considero una grave tragedia. Lo que hoy consideramos más hermoso es probablemente muy distinto a lo que sus autores. buscaron", afirma. "Goya escribió también sobre la restauración, y llegó a decir que él mismo se sentía incapaz, de restaurar sus propias obras. Él se oponía a la reparación indiscriminada que también se ha. cía en su época".

Violar la cultura

En su libro, aparecido hace un mes en el Reino Unido (publicado por John Murray) y esta semana en Italia, Beck intenta de. mostrar, por ejemplo, que la restauración de la Capilla Sixtina, en su afán de limpieza, ha acabado con los barnices que aplicó e propio Miguel Ángel. "Poco a poco la gente se va dando cuenta de que hay peligros para los objetos de nuestra cultura. Atentar contra Miguel Ángel es violar nuestra cultura", dice Beck. Según él, el triunfalismo de los restauradores de la Sixtina al declarar que su trabajo descubría en Miguel Ángel a un colorista hasta ahora desconocido es sólo una forma de vender su gran e irreparable equivocación."Los documentos de la época de Vasari y otros contemporáneos, se refieren a lo sombrío de los colores de este gran escultor. Alaban la obra, pero no se refieren en absoluto al color", afirma. "No creo que todos los historiadores del arte desde entonces hasta ahora hayan vivido engañados". El profesor norteamericano menciona una serie de estudios que niegan que se hayan hecho varias restauraciones posteriores y que los barnices removidos ahora pertenezcan a esos trabajos. También aporta documentos gráficos que destacan lo exhaustivo de esta limpieza, hasta borrar sombras que el pintor puso para enfatizar el dramatismo de la luz sobre algunos personajes. Para él ésta restauración era absolutamente innecesaria.

En resumen, James Beck dice que esta fiebre de la restauración pretende hacer a las obras de arte antiguas más "fotogénicas", de acuerdo al gusto popular contemporáneo. Algo parecido a las películas de blanco y negro coloreadas. "Lo de los filmes coloreados también es un intento de arreglar la obra de arte de acuerdo al gusto actual, pero tiene la ventaja de no ser irreversible", afirma Beck. "En las otras res tauraciones se usan los originales para experimentar. Están tratan do de modernizarlo todo y ése es un objetivo imposible. Lo único que logran es estropearlas".

La cruzada que ha emprendido James Beck consiste en hacer consciente a la gente de la necesidad de proteger sus tesoros artísticos. "Yo me veo como un defensor de las obras de arte, que no tienen quién las defienda real mente. Nuestra asociación, Art Watch International (Fax: 1212-316.09.12), ha sido creada para eso. Empezamos en 1991 y actualmente tenemos oficinas en Italia, Reino Unido y un grupo en Francia que colabora con nosotros. Pintores como Balthus están afiliados, en EE UU, Jasper Johns; es una combinación de artistas, restauradores, historiadores y amantes del arte en general. No cobramos nada, cualquiera puede unirse".Las acciones que emprenden de momento consisten en cartas y campañas de información sobre las restauraciones que consideran peligrosas. Más adelante -si consiguen un patrocinador- piensan emprender acciones legales. "La gente de los museos nos ataca sin razón. No quitamos y no ponemos nada, sólo les decimos que tomen las cosas con calma", explica Beck.

Aparte de la Capilla Sixtina, James Beek ha concentrado sus críticas en otras dos obras italianas: Ilaria del Carretto, una de las más bellas esculturas funerarias del Renacimiento, y el fresco de la capilla florentina de Brancacci, de Masaccio y Masolino. De la primera dijo que parecía "lavada con Spic'n Span [un abrasivo producto de limpieza doméstico] y abrillantada con cera Johnson". El mármol parece ahora una mala copia en plástico. De la segunda dijo que la restauración había borrado, entre otras cosas, unas ramas que cubrían el sexo de Adán -posiblemente pintadas por Masaccio o Masolino y no por posteriores pintores- y que para dar énfasis al descubrimiento habían pintado el miembro viril más acentuado y de mayor tamaño.

James Beck afirma que la restauración está muy lejos de ser una ciencia. Hasta principios de siglo los restuaradores solían ser pintores y ahora son técnicos. "En EE UU y Reino Unido estudian restauración. Estudian química, ciencia, un poco de historia del arte y tal vez dibujen durante un curso. Pero no tienen el sabor del proceso de creación. La restauración no es una ciencia".

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