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Milosevic desata la guerra contra los extremistas serbios

El presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, asestó ayer un duro golpe a los ultranacionalistas, sus aliados hasta hace dos meses, lo que se interpreta en Belgrado como el inicio de una guerra personal entre Milosevic y el líder del Partido Radical, Vojislav Seselj, considerado un criminal de guerra por la comunidad internacional. Ambos se enfrentarán en las urnas el 19 de diciembre, fecha en la que están convocadas las legislativas.La policía detuvo ayer a 18 miembros de "las formaciones paramilitares chetnik", en su mayoría miembros y, simpatizantes del Partido Radical. El comunicado oficial del Ministerio del Interior les acusa de "crímenes en contra de la población civil, terrorismo, asesinatos, violaciones y posesión ¡legal de armas".

La nueva política de Milosevic, quien busca mejorar su imagen internacional ante un eventual levantamiento de las sanciones, se ha traducido en el súbito descubrimiento de los culpables de .unos crímenes cometidos en la Voivodina y que nunca habían sido aclarados.

El Partido Socialista Serbio, con 101 de los 250 escaños en el Parlamento serbio, pudo gobernar gracias al apoyo de los 73 diputados radicales. Cuando los ultranacionalistas iniciaron la moción de censura en contra del Gobierno minoritario, en octubre pasado, Milosevic aprovechó sus prerrogativas constitucionales para disolver el Parlamento.

La primera acción policial en contra de las formaciones chetnik coincide con los esfuerzos de Milosevic por cambiar su imagen dentro y fuera del país. En Serbia declaró que jamás colaboraría con "las fuerzas de la oscuridad, el fascismo, el crimen y la violencia", y dio por entendido que castigaría a los criminales de guerra. Pero no especificó si los entregará al tribunal intemacional de crímenes de guerra.

Puesto que fueron los electores de Milosevic quienes optaron en las elecciones de 1992 por Seselj, Milosevic sataniza ahora a sus antiguos aliados para desprestigiarlos y conseguir la mayoría parlamentaria. La nueva ley electoral prohibe la votación de los refugiados, electores potenciales de los radicales.

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