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LA CRISIS DE LOS SOCIALISTAS

Felipe González intenta convencer a Ramón Jáuregui para que se incorpore a la dirección

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Felipe González, trata de convencer estos días al secretario general de los socialistas vascos, Ramón Jáuregui, para que acepte incorporarse a relevantes tareas en la dirección del partido. Esta es una de las piezas le una batería de medidas esbozadas -aunque no completadas- por González, que pretende consensuarlas al máximo antes de la reunión le la ejecutiva del próximo sábado. El secretario general del PSOE pretende resolver con ellas los dos graves problemas actuales de los socialistas: responder a la demanda social de responsabilidades políticas por el caso Filesa y recomponer la unidad del partido.

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González no pretende "admitir, aisladamente, la dimisión de Txiki Benegas", indican altas fuenes socialistas, sino efectuar una remodelación más global del organigrama, aún no completamente perfilada. La incorporación a las tareas de dirección de Jáuregui -incluso ha sido sondeado para sustituir a Benegas como secretario de Organización-, y de otros dirigentes de similar perfil, se concibe dentro le una complicada fórmula que al mismo tiempo suponga dar respuesta a la demanda de responsabilidades políticas por el caso Filesa y no cristalice la ruptura del partido.La crisis ha entrado, desde el martes, en una fase crucial: la de la negociación, acompañada, de un "pacto de silencio" entre los principales interlocutores del conflicto. La mayoría de las fuentes consultadas no descartaban ayer la posibilidad de un acuerdo previo a la reunión de la ejecutiva del PSOE del sábado, en Madrid. Este acuerdo previo pasaría por la dimisión voluntaria de algunos de los principales dirigentes. De otro modo, quedaría desautorizado Felipe González, y se vería obligado a presentar la dimisión.

Una de las principales claves de las negociaciones en las últimas horas, pasa por el País Vasco. Desde el martes, González, José Luis Corcuera y Juan Manuel Eguiagaray, a través de llamadas telefónicas, están tratando de convencer a Ramón Jáuregui para que acepte incorporarse al núcleo de dirección, bien como secretario de Organización -lo que al parecer era la idea inicial- o bien como hombre clave de un comité político -comité de notables- que sustituiría de hecho a la actual ejecutiva.

La elección de Jáuregui es "inteligente", según las fuentes consultadas, "tanto hacia fuera como hacia dentro del partido". "Ramón Jáuregui cuenta con una imagen excelente. Ofrecería una nueva imagen del PSOE ante la sociedad", señalan las mismas fuentes.

Además, Jáuregui aporta otras particularidades importantes desde la clave interna del PSOE. Es amigo de Benegas y en la crisis del partido ha mantenido la neutralidad; pero se ha mostrado, a la vez, comprensivo con las tesis del aparato del PSOE. En la última sesión del Comité Federal del PSOE, celebrada los días 22 y 23 de enero, se enfrentó a un representante del sector renovador que había criticado a Benegas.

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La explicación radica, según las fuentes consultadas, en que, además del carácter conciliador de Jáuregui, Txiki Benegas es el presidente de los socialistas vascos, mientras Nicolás Redondo Terreros es secretario del PSOE en Vizcaya, la organización más poderosa del socialismo vasco y un puntal del guerrismo. "Si finalmente es Jáuregui el secretario de Organización del PSOE, nadie podrá decir que la sustitución sea una maniobra contra el aparato. Su imagen suscita simpatía entre los renovadores del partido, pero a la vez cuenta con la confianza del guerrismo", añaden otras fuentes.

González está tratando de utilizar toda su artillería para convencer al secretario general de los socialistas vascos, incluidos los ministros. Corcuera y Eguiagaray. Ambos se foguearon y consolidaron sus lazos políticos con Jáuregui en la tensa batalla de varios años de duración contra el entonces secretario general de los socialistas vizcaínos, Ricardo García Damborenea. Además, Corcuera estrechó mucho los lazos con Jáuregui cuando éste fue secretario general de la UGT de Euskadi y aquél la mano derecha de Nicolás Redondo.

Ramón Jáuregui se está resistiendo a la propuesta (sobre todo a su incorporación directa como sustituto de Benegas): ha manifestado, en privado y en público, que está en contra de que la asunción de responsabilidades políticas por el caso Filesa se haya presentado como un "corte de cabezas".

Desde un punto de vista orgánico, su nombramiento para cualquier puesto de primera línea en la dirección no presentaría ningún problema. Pese a no ser miembro de la comisión ejecutiva, bastaría con la designación del secretario general, Felipe González, y la ratificación del Comité Federal.

El papel de Solana y Chaves

En total, no más de media docena de notables del partido están interviniendo en la búsqueda de soluciones pactadas. El ministro del Interior, José Luis Corcuera, aceptado por todas las partes y personalmente incómodo porque se haya conocido su participación, ha estado manteniendo numerosos contactos en estos días. Las conversaciones entre Corcuera, Manuel Chaves, miembro de la ejecutiva y presidente de la Junta de Andalucía, y Javier Solana han sido numerosas, así como de cada uno de ellos con el presidente del Gobierno, Felipe González. El presidente valenciano, Joan Lerma, también fue recibido el pasado martes por González. Corcuera y Chaves también están en conversaciones con Benegas.

Un 'comité de notables'

El presidente del Gobierno, Felipe González, busca ante todo una salida que no suponga un cierre en falso de la crisis por el riesgo de que se reabra ante cualquier percance o discrepancia de tipo organizativo o político. La solución que barajaron ayer varios dirigentes del partido, después de conversar con el secretario general, Felipe González, es la de formar un grupo que sustituyera a la actual ejecutiva y en el que estaría el dirigente vasco, Ramón Jáuregui. Este sería un acuerdo netamente político y sin encaje estrictamente estatutario, aunque sería presentado al comité federal para su ratificación.

Las personas que estos días mantienen un estrecho contacto con el presidente del Gobierno, aunque también con Txiki Benegas, reconocen que a estas alturas la sustitución de "uno por otro" no sería aceptada ni por los miembros de la ejecutiva ni por la mayoría del partido. Así se busca una fórmula política que ayer tuvo una acogida favorable entre distintos presidentes autonómicos y secretarios regionales. Esta solución pasaría por la constitución de un grupo de dirigentes del partido, entre los que estaría Ramón Jáuregui, que se hayan mantenido al margen de la lucha interna y que fueran aceptados por todos los sectores.

Los dirigentes consultados evitan dar el nombre de "gestora" para eliminar todas las connotaciones traumáticas que tiene una fórmula de esas características. Si se llegara a ese acuerdo, el poder de la actual cúpula socialista quedaría en suspenso hasta después de las elecciones, que es cuando se convocaría un congreso. En principio, esta fórmula sería presentada a un comité federal convocado de forma inmediata.

Esta solución fue transmitida ayer por dirigentes del PSOE, tras la celebración de las exequias del conde de Barcelona en El Escorial.

La disolución de las Cortes es la solución a la que no se quiere llegar. Desde el lunes hasta el miércoles se han dado vueltas a todas las soluciones posibles, que van desde la nada hasta la apuntada de adelantar las elecciones. El objetivo es mantener congelada la pelea y dedicarse a las elecciones.

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