Renovación episcopal
LOS OBISPOS españoles han optado por una cierta renovación frente al continuismo al nombrar, contra todos los pronósticos, al arzobispo de Zaragoza, monseñor Elías Yanes, como sucesor del cardenal Suquía al frente de la Conferencia Episcopal. Dicha elección es también una muestra de autonomía frente a la influencia que había alcanzado en el último lustro la curía romana sobre el episcopado español.Dentro del clima conservador que reina en la jerarquía de la Iglesia española puede afirmarse que la decisión episcopal tiene una claro sentido reformador. Lo tiene frente a un mandato del cardenal Suquía, caracterizado por una actitud condenatoria de los cambios de la sociedad española y reticente ante el Gobierno de los socialistas, a los que Roma ha hecho siempre culpables de "la paganización de España". De ahí que los obispos hayan optado por la candidatura de monseñor Yanes -un obispo de talante más abierto y ducho en el trato con el poder político, como ocurrió en la batalla de la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE), en la que participó como presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza- y rechazado la del arzobispo de Barcelona, monseñor Carles, patrocinada por el propio Suquía y el nuncio apostólico, monseñor Tagliaferri.