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DÍA MUNDIAL DEL SIDA

España es el país de Europa con mayor numero de nuevos casos de la enfermedad en 1992

"Pese a las buenas palabras de los políticos, la perspectiva que ellos tienen del sida es contemplada desde el despacho. Ése es el sida de salón, de las estadísticas y los números fríos. Pero muchas veces nada tiene que ver con el sida de los enfermos, con el sufrimiento y las esperanzas de cada día", afirma Luis Buzón, coordinador de la ' unidad de sida del hospital Ramón y Cajal de Madrid, primera creada en 1984 en territorio español. España fue en el primer semestre de 1992 el país europeo que registró más nuevos casos de sida. Desde 1981, el número acumulado de afectados españoles asciende a 15.678, según Sanidad.

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"En 1984 todo fueron facilidades: en 24 horas conseguí personal, espacio y medios", explica Buzón. Ahora, sin embargo, la situación no es tan halagüeña. Las necesidades han aumentado y las consultas se han masificado. "Estamos desbordados", dice Buzón, "porque cada día atendemos un tercio más de las citas programadas. Cada paciente es un mundo y mientras que algunos sólo necesitan cinco minutos, otros pueden requerir dos horas. Hay enfermos para los que es vital la ayuda psicológica, el cariño, la comprensión, porque están muy solos, y tienes que hablar con ellos de la enfermedad, de sus problemas, de sus miedos y hasta de fútbol o de la película del domingo".Según Sanidad, en diciembre de 1991 España comunicó a la OMS 11.555 casos acumulados de sida, 4.066 más que en 1990. En los nueve meses transcurridos de 1992, ya se han notificado 4.123 más, lo que según fuentes del Ministerio supone un 24,1% de todos los registrados hasta la fecha. En los registros de la OMS del pasado octubre, España aparece como el pais más afectado de Europa, con una tasa de incidencia de sida del 36,88 por cada 100.000 habitantes.

Como otros médicos que atienden a los enfermos de sida, Luis Buzón ha sufrido muchas veces la incomprensión y la falta de apoyo: "Se ha llegado a decir que yo cazaba los pacientes a lazo; que estaba generando un problema que no existía. El hecho es que los enfermos aumentan cada día. Necesito más espacio y más personal para atender a mis pacientes. Tengo a una secretaria, a la que pago yo con parte de mi sueldo".

"En la consulta he constatado que para muchos de ellos es más dura la incomprensión y la discrimación que la propia enfermedad. Sé de algunos que han perdido el puesto de trabajo por comunicar en la empresa su condición de infectado, otros pierden la pareja, otros son abandona dos por sus amigos, otros muchos sufren pequeñas o grandes vejaciones en cuanto a gestos o palabras de desprecio", añade.Promesas y realidad

Para Jaime Cosín, especialista de la unidad de sida del hospital Gregorio Marañón de Madrid, el VIH no distingue entre ricos y pobres, pero a veces es demasiado cruel cebándose en personas de muy baja extracción social, que ni siquiera pueden costearse el 40% del precio de los medicamentos que necesitan.Según Cosín, la presión asistencial es cada vez más fuerte. "Sin embargo", añade, "hay una clara dicotomía entre las promesas de las autoridades sanitarias y la realidad de los enfermos. Necesitamos más espacio para consultas externas y para el hospital de día; así, se agilizaría la atención al paciente, se descongestionaría la urgencia y se abaratarían los costes".José Manuel Martínez Vázquez, catedrático de Medicina Interna de la Universidad Autónoma de Barcelona y creador de la unidad de sida del hospital Valle de Hebrón, admite que partió de "una cátedra y de un servicio ya montados". Pero advierte que "no ha sido más fácil que partir de cero y que te lo den todo hecho para empezar". "Hemos sacrificado", añade, "un tercio del servicio de medicina interna. Ahora, después de muchas negociaciones, vamos a contar con un hospital de día. Pera no tenemos asistencia domiciliaria".Todos los médicos que atienden a los enfermos de sida consideran fundamental la atención en los domicilios para quienes no requieran ingreso hospitalario. "Pero no hablamos únicamente de asistencia médica", dice Buzón, "sino también de la humanitaria, que en su mayoría está siendo realizada en nuestro país por organizaciones no gubernamentales, como Cáritas, Cruz Roja y grupos de cristianos de base. Estas organizaciones están desarrollando una gran labor. Acogen a enfermos, acuden a las casas de otros a hacer las tareas más ingratas, como limpiarlas los excrementos, y les hacen ver que no están solos".Buzón insiste en un último mensaje basado en hechos para estos enfermos: "Les vamos a salvar a pesar de ellos mismos. Les vamos a salvar pese a sus terribles momentos de angustia, sus depresiones, sus pensamientos de suicidio. Porque les queremos y porque la medicina y la ciencia progresan para ayudarles cada día más".

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