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El presidente de Tayikistán dimite bajo presión de la oposición islámica

Rajmán Nabíyev, presidente electo de la república centroasiática de Tayikistán y veterano líder de la región desde la época de Leónid Breznev, renunció ayer a su cargo en el aeropuerto de Dushanbé, capital del Estado. Nabíyev dimitió después de horas de intensas negociaciones con los miembros de la oposición islámica y democrática en el edificio del aeropuerto, que se encontraba rodeado de tropas y tanques. La información fue difundida por Saidifin Turáyev, miembro del parlamento tayiko.Desde que miembros armados de la oposición asaltaran el palacio presidencial la semana pasada, se desconocía el paradero del presidente. Al parecer, ayer pretendía llegar al aeropuerto para dirigirse a la zona norte del país, donde cuenta con importante apoyo social. Los soldados y funcionarios que se encontraban en el aeropuerto declararon que la llegada de Nabíyev estuvo rodeada de un intenso tiroteo, tras el cual fue trasladado a la sala de personalidades del aeropuerto.

Poco después, Nabíyev aseguró a través de la televisión local que renunciaba a su cargo para estabilizar la situación política del país y detener la guerra que se desarrolla entre clanes rivales de la paupérrima zona sur, fronteriza con Afganistán. "Ante la situación política y la lucha fratricida, he decidido renunciar a mis poderes como presidente", dijo Nabíyev con voz temblorosa.

A continuación, Nabíyev apareció firmando un documento oficial de dimisión que le fue presentado por los líderes parlamentarios de la república, quienes ya decidieron la semana pasada retirarle la confianza. Diplomáticos y periodistas occidentales comentaron que era evidente que los pasos de Nabíyev eran resultado de la presión a que fue sometido por sus rivales políticos. "Desde luego lo hizo bajo amenaza", declaró a la agencia Reuter un periodista local, mientras que un diplomático ratificaba que las primera informaciones indicaba que Nabíyev dimitió "bajo presión".

El presidente del Parlamento, Akbarsho Iskandarov, y el. primer ministro en funciones, Diemshed Karímov, garantizaron públicamente que la vida del presidente saliente no corre peligro, pero no precisaron su localización.

La oposición a Nabíyev, compuesta por una amalgama de parlamentarios democráticos e islámicos, ha acusado reiteradamente a Nabíyev de ejercer su cargo como un auténtico dictador. Además, se le acusa de haber falseado los resultado de las elecciones celebradas el pasado mes de noviembre, en las que se alzó con el triunfo por una exigüa mayoría.

Shodmon Yusupov, jefe del Partido Democrático y líder de la oposición, declaró la semana pasada que Nabíyev es un "criminal de Estado", para agregar: "No puede haber paz en Tayikistán mientra siga siendo presidente".

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Nabíyev, de 61 años, ha rechazado siempre las acusaciones de que gobernaba sin consultar o negándose a alcanzar compromisos con la oposición. También ha negado reiteradamente los comentarios de que es un bebedor.

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