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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Relevo en el Banco de España

A PARTIR de hoy se inicia una nueva etapa en la dirección de una institución fundamental: Luis Ángel Rojo sustituye a Mariano Rubio en la gobernación del Banco de España. En todo sistema económico desarrollado, el papel del banco central es clave en la definición e instrumentación de la política monetaria y, en aquellos casos en que así lo disponen sus estatutos, en la supervisión del resto del sistema bancario. La historia reciente, en la que Mariano Rubio ha desempeñado un papel fundamental, ha demostrado que el gobernador del Banco de España ha cumplido su misión: en las tareas de supervisión bancaria, la institución ha sorteado situaciones de crisis financieras graves y se ha granjeado un merecido respeto de las entidades respecto a sus servicios de inspección. Hoy, los bancos y las cajas de ahorro españoles, aunque tributarios de una situación de protección excesiva en el pasado, son entidades en general sólidas, especialmente en contraste con las homólogas europeas.Las funciones más específicas de control monetario merecen, también, una valoración favorable. En la legislación vigente corresponde al Banco de España el papel de autoridad monetaria; el protagonismo de esa política ha sido, sin duda, excesivo y, en gran medida, consecuente con la ausencia de colaboración del resto de las políticas macroeconómicas. Elevados tipos de interés, e incluso racionamiento de crédito en algunos momentos, han expuesto el carácter restrictivo que se ha visto obligado a practicar el, Banco de España en los últimos años.

Un episodio de gran relevancia a tener en cuenta en el balance de lo que ha sido el Banco de España en esos últimos años es la incorporación de la peseta a la disciplina del mecanismo de cambios del SME en junio de 1989. Supuso la obtención de una credibilidad importante para las autoridades económicas que afianzó la capacidad de atracción de capitales exteriores de nuestra economía. Y en ello, de nuevo Mariano Rubio representó un papel central.

Esta trayectoria homogénea y coherente del hasta ahora gobernador se ha visto limitada tras la emergencia del escándalo Ibercorp, La relación de amistad de Mariano Rubio con los responsables de ese grupo financiero, la vinculación de familiares a empresas relacionadas con un grupo cuya gestión no ha dispuesto, precisamente, de un carácter ejemplar ante el resto de la comunidad financiera y en general de los ciudadanos, han determinado un lamentable final de mandato, salpicado de comparecencias parlamentarias insatisfactorias y espectaculares idas y venidas a los juzgados. Las circunstancias en las que se ha desarrollado el asunto Ibercorp no han beneficiado a Rubio ni, sobre todo, a la institución: la ha hecho más vulnerable a las críticas y a la desconfianza de la ciudadanía.

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El cambio del gobernador del Banco de España se produce ahora en una coyuntura muy comprometida por diversos motivos: en primer lugar, España está implicada con su participación en la tercera y definitiva fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM), en la que, junto a la sustitución de las monedas nacionales por una europea, entrará en funcionamiento un solo banco central, independiente de los Gobiernos nacionales y de los órganos políticos comunitarios. Antes de su inicio, en 1994, los países candidatos han de garantizar la autonomía de sus respectivos bancos centrales. El Gobierno español ha anticipado en varias ocasiones su disposición a enviar al Parlamento el nuevo estatuto del Banco de España, en el que se garantiza esa autonomía.

En segundo lugar el inicio del mercado único a partir del próximo año. La libertad de circulación de los capitales, anticipada desde el pasado febrero, ha de acompañarse de la libre prestación de servicios financieros y del libre establecimiento de entidades financieras comunitarias en cualquier país de la CE. Se trata de una situación de mayor competencia y de mejor coordinación entre las autoridades monetarias y financieras de la CE.

En tercer lugar, la coyuntura por la que atraviesa la economía española. Se ha puesto de manifiesto con sobrada elocuencia la necesidad de que la política monetaria sea, relevada, al menos parcialmente, de sus intentos por atajar las tensiones. inflacionistas. La política presupuestaria no sólo ha de contribuir a ese propósito, sino también a la urgencia de estrechar la brecha existente entre ingresos y gastos públicos.

Por último, el contexto internacional. La asimetría en el comportamiento de las principales economías europeas y las vicisitudes en el proceso de ratificación de los acuerdos de Maastricht están generando tensiones en los mercados financieros y, más concretamente, en los de activos denominados en monedas con altas tasas de inflación, entre ellas, la peseta. Los próximos meses no serán cómodos: la peseta sufre los efectos de esa pérdida de la prima de credibilidad que el paraguas de la UEM le había otorgado, y las dificultades para reducir los desequilibrios en precios y en el presupuesto incide en esas dificultades para instrumentar el control monetario.

En este difícil entorno, Luis Ángel Rojo sustituye a Mariano Rubio al frente del banco emisor. Personajes de características muy diferentes, la presencia de ambos en el mismo, al cabo de muchos años, avala una política de continuidad; ratificada por el reconocimiento académico y por la experiencia probada en las tareas de dirección (primero como director del ser vicio de estudios y posteriormente como subgobernador), Rojo tiene el reto de recuperar la confianza en la institución, de administrar la autonomía de la misma cuando el nuevo estatuto se apruebe, y de avanzar en el rigor que ha significado al banco emisor español.

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