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Un plan para las basuras

Los autores aportan sus opiniones en la polémica desatada en tomo a la incineradora de residuos en Valdemingómez. Este proyecto ha originado numerosas manifestaciones vecinales en Rivas-Vaciamadrid y zonas colindantes. Los articulistas apelan a un examen racional del problema.

Con alguna frecuencia, los temas sobre el medio ambiente son planteados más en un terreno emotivo, visceral y utópico que en un plano racional, técnico y científico. La instalación de la planta integral de reciclaje de residuos sólidos urbanos de Valdemingómez corre el riesgo de ser objeto, por parte de algunos sectores, del primero de los tratamientos citados, y por ello este artículo pretende ser una aportación de argumentos y datos objetivos que contribuyan a situar el tema en el deseable ámbito de la racionalidad.Los elementos de la cuestión son, en principio, muy simples. Madrid genera un gran volumen de residuos sólidos. Al Ayuntamiento le corresponde afrontar el problema. Las soluciones dadas hasta ahora, siendo válidas, tienen un límite temporal derivado de su propia naturaleza. Para superar esas limitaciones con el mayor respeto a los valores del medio ambiente el Ayuntamiento está incorporando -y va a incorporar en el futuro- las tecnologías más seguras, más avanzadas y más diversificadas.

Madrid produce más de 3.600 toneladas de basura al día, o lo que es lo mismo, alrededor de un kilo por habitante y día. Estas cifras representan un incremento del 11 % anual, y constituyen el inicio de una tendencia creciente que podría conducimos a los 4,5 kilos por persona y día que ya en la actualidad producen los habitantes de Manhattan.

El problema radica en que, con los medios actualmente disponibles, el volumen de basuras que va al vertedero acabaría por saturarlo en un futuro próximo.

Soluciones para el futuro

Por ello, el Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha una política de reciclaje integral de residuos sólidos urbanos que incluye programas de educación cívica encaminados a reducir la producción de residuos, la puesta en marcha de campañas de recogida selectiva de papel, de vidrio, de pilas, y la más ambiciosa experiencia piloto de separación en origen de la materia orgánica de la inorgánica para la posterior fabricación de compost, y finalmente los proyectos de construcción de plantas de reciclaje en destino.

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En esta última línea se incluye, en primer término, la ampliación de la Planta de Adaro, que pasará de tratar 200 toneladas por día a 750 al día; el funcionamiento a pleno rendimiento de la planta de reciclaje de plásticos y metales, con una capacidad de 1.700 toneladas al día, y, sobre todo, la construcción de la planta integral de reciclaje de residuos sólidos urbanos.

La adjudicación de la planta, en los términos en que se está construyendo, fue aprobada, con el voto favorable de todos los grupos políticos representados en el Ayuntamiento (PP, PSOE, IU, CDS), el 28 de febrero de 1990. De acuerdo con el proyecto aprobado, la planta tiene una capacidad de tratamiento de 1.200 toneladas al día y recuperará todos aquellos materiales susceptibles de ser reciclados, como vidrio, plástico, papel, cartón o material ferromagnético. Por otra parte, se recuperará la materia orgánica para fabricar abono mediante un proceso de compostaje. La parte de basura que no puede ser reciclada -en torno al 45% del total- será sometida a un proceso de recuperación energética, obteniéndose energía eléctrica de la incineración, con lo que se conseguirá el máximo aprovechamiento de nuestros residuos.

Los residuos y escorias que se deriven de este último proceso serán debidamente tratados hasta convertirlos en inertes, pudiendo ir ya al vertedero, pero con un peso y un volumen tan reducidos que permitirán prolongar sustancialmente la vida ' del mismo. Efectivamente, se estima que a la conclusión del proceso integral de tratamiento de residuos sólidos urbanos las cantidades que irán a vertedero serán únicamente el 15% en peso y entre un 7% y un 8% del total de la basura que entra en la planta.

El Ayuntamiento ha condicionado en todo momento el funcionamiento de esta planta al estricto cumplimiento de la más exigente normativa sobre el medio ambiente tanto española como emanada de la Comunidad Europea. Acorde con este rigor, el equipo de gobierno municipal impuso a la empresa concesionaria la realización de un estudio de impacto ambiental en el que se garantizase la no alteración de los niveles de inmisión, que si en algún momento se sobrepasaran provocarían el cierre automático de la planta.

Tecnologías avanzadas

La solución de incinerar los residuos sólidos urbanos no reciclables con recuperación energética complementaria ha sido adoptada por países como Alemania, Suiza, Dinamarca, el Reino Unido, Estados Unidos o Japón, pues se considera la fórmula óptima para hacer frente con éxito a los problemas generados por el incremento de residuos, el agotamiento de espacios disponibles para vertederos y el impacto negativo de los mismos sobre el medio ambiente. Berlín, Amsterdam, París, Londres o Zúrich están actualmente adoptando esta solución, mientras que en Estados Unidos la EPA prevé que las 130 plantas de este tipo que existían en 1989 se conviertan en 300 en el año 2000.

Tal incremento se justifica porque las tecnologías punta aplicadas en estas plantas permiten garantizar la no alteración de la atmósfera del entorno y proporcionar fuentes alternativas de energía a los tradicionales combustibles fósiles. Evidentemente, el coste de este tratamiento integral es mucho más caro que el simple vertido, pero el Ayuntamiento de Madrid lo asume consciente de que una política municipal coherente debe asumir los costes de soluciones integrales que despejen el futuro.

En este sentido, la mejora que va a representar esta política en la calidad de los ciudadanos de Madrid contribuirá a hacer nuestra ciudad más habitable, más cómoda y más limpia.

Gonzalo Martín Palomo es jefe del departamento de Limpieza Urbana, y Juan Manuel Fontoira García-, jefe de la sección de Residuos Sólidos del Ayuntamiento de Madrid.

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