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"Ya no me pueden despedir"

Juan Carlos Sanz

El cine Infante, a escasos metros de la glorieta de Atocha, ya no proyecta películas, pero ayer estaban abarrotados de público la platea, el gallinero y el vestíbulo. La puesta en escena de la Plataforma Sindical -una pancarta roja con su anagrama, una tribuna de tablas sin barnizar, una mesa y ocho sillas- producía un flash-back (salto atrás en el tiempo) a las asambleas clandestinas de la transición. El guión lo escribía sobre la marcha Pablo Rodríguez Peña, secretario. general del sindicato, en un improvisado diálogo con el público, que le aplaudió durante dos minutos cuando le vio sollozar -seguramente- por primera vez en público. Antes, habían conversado así:- Vamos a regular nuestra situación de parados [Pablo Rodríguez y los siete dirigentes despedidos] y viviremos con el desempleo y con lo que se pueda...

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- ¡Con lo nuestro! ¡Con lo nuestro! -se apresuraron a gritarle sus ex compañeros. -

- Bueno, no hará falta, bastará con que los afiliados paguen las cuotas -replicó Rodríguez- Ahora tengo un privilegio: ya no me pueden despedir.

Y más tarde añadió: "No vamos a levantar un solo dedo en el convenio en favor del personal de Administración [que no secundó la huelga]".

Según la versión del conflicto que ofrecieron los dirigentes de la Plataforma que precedieron a Pablo Rodríguez en la tribuna, "la empresa ha quedado tocada de muerte". "Tenemos heridos, pero no muertos", apuntó un miembro del secretariado.

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"Vamos a luchar para que vuelvan a un puesto de trabajo que es suyo", anunció a la asamblea Hermenegildo de Pedro, uno de los 19 sindicalistas a los que el juez José Luis Gilolmo ha salvado del despido. Aun así, De Pedro estimó que la sentencia del magistrado responde a "una actitud, si no cobarde, sí poco valiente".

El papel de la prensa

Desde distintos puntos de la asamblea se oyeron voces que reclamaban la expulsión de los periodistas que cubrían la información. Pablo Rodríguez saltó inmediatamente a la tribuna para recordar a sus compañeros que los periodistas también son unos trabajadores.

El líder de la Plataforma consideró que los medios de comunicación le han tratado injustamente. "Me han llegado a atribuir la propiedad de cinco taxis y de una frutería en [el distrito de] Aluche", denunció Rodríguez tras referirse a su supuesta titularidad de una licencia de taxi. "Tengo la cartilla [documento municipal que autoriza a conducir un taxi como asalariado], pero no la licencia [que permite explotar un vehículo propio]" , aclaró, al tiempo que destaco que sólo un periódico había rectificado el error que motivaron sus declaraciones a la agencia Efe el pasado martes.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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