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Cyrus Vance llega a Nagorni Karabaj entre duelos de artillería

El veterano mediador norteamericano Cyrus Vance comprobó personalmente ayer cuán desalentadoras son las perspectivas de la séptima tregua entre azeríes y armenios en el enclave de Nagorni Karabaj. La llegada del emisario de las Naciones Unidas a la capital armenia de Stepanakert coincidió con esporádicos duelos de artillería y manifestaciones de escepticismo respecto a los esfuerzos de paz emprendidos por la ONU.

El representante del secretario general de la ONU y ex jefe de la diplomacia norteamericana ha pasado los últimos tres días conversando con las autoridades de Azerbaiyán y Armenia y comprobando las colosales dificultades que se anteponen a un alto el fuego duradero. La séptima tregua en el conflicto de Nagorni Karabaj entró oficialmente en vigor a mediodía de ayer con el trasfondo de esporádicas descargas de fusilería en las afueras de la ciudad azerí de Agdam. Al menos en ese frente, la posibilidad de una tregua trajo la ilusión de un descanso a las tropas.Por segundo día consecutivo, los milicianos, ojerosos y hambrientos, que están a cargo de la defensa de Agdam ni siquiera se molestaron en quitar las lonas que cubren dos viejas baterías de 155 milímetros.

En las actuales circunstancias es difícil concebir una respuesta azerí más o menos contundente. Los azeríes están cortos de hombres y munición y saben que con su material de la II Guerra Mundial no son rival frente a las bien abastecidas fuerzas armenias.

En Azerbaiyán, nadie duda de que los rusos están ayudando a los armenios y que el Ejército de la CEI, poco antes de retirar su Brigada 366 de Nagorni Karabaj, hace dos semanas, les dejó un considerable lote de equipos y munición.

En el plano diplomático, Vance camina sobre un campo minado. Azerbaiyán está dispuesta a aceptar el alto el fuego y comenzar negociaciones para una paz duradera.

Los armenios parecen menos flexibles. El presidente, Levón Ter-Petrosián, dijo que la tregua está supeditada al levantamiento del bloqueo azerí contra Armania y los territorios azeríes de Karabaj, hoy bajo control armenio, condiciones que Bakú considera inaceptables. La ONU se arriesga, pues, a un serio revés político.

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