EE UU exige a Israel que suspenda las deportaciones
El Gobierno norteamericano reaccionó con ira a la decisión israelí de deportar a 12 palestinos y exigió a las autoridades de ese país que "reconsideren" la medida. Mientras, el futuro inmediato de proceso de paz en Oriente Próximo cayó inesperadamente en manos de Yasir Arafat. La delegación palestina que debía partir a Washington para volver, el martes, a hablar con Israel suspendió el viaje y declaró que esperaba instrucciones de Túnez. En ese país magrebí, donde la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) tiene su sede, se emitió anoche un comunicado en el que se solicita una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar de revocar la orden de expulsión.
Esta decisión de Tel Aviv, que constituye un franco desafio a Washington y una violación de la Convención de Ginebra, se produjo después de la muerte de un colono israelí -el cuarto desde el inicio del proceso de paz- en una emboscada cerca de un campo de refugiados de Gaza.Richard Boucher, portavoz del Departamento de Estado norteamericano, condenó "firmemente" la orden emitida por el ministro de Defensa israelí, Moshe Arens, pero éste afirmó posteriormente que las presiones estadounidenses no harán que Tel Aviv revoque la orden contra los 12 habitantes de los territorios ocupados.
"Estamos a la espera de la decisión política de nuestro flderazgo, la OLP" afirmó la portavoz de la delegación palestina, Hanan Asliraui, después de una reunión de emergencia en Jerusalén Oriental entre los líderes palestinos. Mientras en Túnez, el portavoz de esta organización, Ahmed Abderramán, solicitó a Washington y a las Naciones Unidas que ejerzan toda su presión para evitar la deportación de los territorios ocupados de los 12 palestinos. Abderramán indicó que con esta medida "se ha puesto en peligro el proceso de paz en Oriente Próximo" pero no se pronunció abiertamente en contra de la continuidad del diálogo. "El liderazgo palestino está estudiando la situación. Todas las opciones son posibles", añadió.
La situación actual ilustra cómo pueden coincidir los intereses de Israel y de los palestinos críticos de la línea política de la OLP, según informa desde Tel Aviv . En los territorios ocupados losárabes moderados aseguran en privado -aunque no lo reconozcan en público- que los atentados contra los colonos son obra de elementos opuestos a las negociaciones de paz: los simpatisantes del fundamentalista Harnas o del Frente Popúlar de Georges Habache.
Lo cierto es que su accion permitió al Gobierno derechista israelí reaccionar de una manera radical que plantea hoy a la OLP un agudo dilema: si boicotea la reunión de Washington, cae en el juego del Gobierno de Isaac Shamir, que podría atribuir el fracaso de las conversaciones a la ausencia palestina. Si se limita a la protesta verbal, sobre Arafat y el equipo presidido por el septuagenario pediatra Jaider'Abdul Shafi van a llover recriminaciones del campo radical, más aún cuando el entusiasmo por el proceso iniciado en Madrid es cada vez menor en los territorios ocupados.
Indisimulado recelo
La decisión israelí va a generar dolores de cabeza en Washington, el principal benefactor de Israel y patrocinador de la Conferencia de Madrid. Palestinos y sirios comienzan a ver la política norteamericana con indisimulado recelo. A pesar de las promesas estadounidenses de impulsar constantemente el proceso de paz, los árabes temen que el Gobierno de George Bush, concentrado en la crisis de la ex Unión Soviética, haya perdido ahínco- en la búsqueda de una solución justa en Oriente Próximo.
La delegación palestina expresó estos temores en un comunicado en el que asegura que "la credibilidad de los copatrocinadores y del anfitrión de la actual ronda de negociaciones, Estados Unidos, queda gravemente afectada a menos que se adopte una acción inmediata y efectiva para poner coto a la política de expulsiones". Los árabes quieren que Washington cumpla con su palabra de jugar un papel protagonista frenando la financiación de asentamientos israelíes en los territorios ocupados.
