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El Papa critica el "neopaganismo" y la "crisis moral" de la sociedad española

El papa Juan Pablo II declaró ayer su preocupación por "la crisis de valores morales" en España, que afecta sobre todo "a la vida familiar", con síntomas como "el descenso considerable de los matrimonios, la disminución del índice de natalidad y el crecimiento de la mentalidad divorcista". Ante los obispos de varias comunidades, criticó la "neopaganización" que invade a ciertos sectores de la sociedad española, al tiempo que constató la pervivencia de los valores cristianos.

Juan Pablo II se expresó así en un discurso dirigido a los obispos y arzobispos de las provincias eclesiásticas de Valladolid y Valencia, que comprenden varias comunidades autónomas (Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Baleares), presentes en Roma para la visita ad límina, a los que exhortó a reaccionar de manera "urgente" con una "pastoral familiar más incisiva".

Esta crisis de los valores "que han dado cohesión a la sociedad misma española", según el Papa, es consecuencia de "un preocupante fenómeno de descristianización" al que contribuyen quienes, "en aras de un malentendido progresismo, pretenden identiricar a la Iglesia con posturas inmovilistas del pasado". "Estos", añadió, "no tienen dificultad en tolerarla como resto de una vieja cultura, pero estiman irrelevante su mensaje".

Concepción economicista

Juan Pablo II aludió de forma especial a "una concepción puramente economicista del desarrollo", desde la cual, "en nombre de los derechos humanos, concebidos con frecuencia desde un individualismo narcisista y hedonista, se promueve el permisivismo sexual, el divorcio, el aborto y la manipulacion genética".

Este clima cultural afecta "también a los cristianos", cuya conciencia se encuentra escindida "entre la mentalidad de creyentes y el pensamiento, las estructuras y las presiones de una sociedad basada en el antagonismo y la indiferencia".

Frente a este "neopaganismo" e "indiferencia religiosa" se impone un "testimonio renovado" y el anuncio "claro y decidido" del Evangelio, mediante el cual los laicos contribuyan a "reformar las instituciones, usos, estructuras económicas y sociales, el pensamiento y el entramado entero de la sociedad", informa Efe.

A los laicos, según Juan Pablo II, corresponde "evangelizar lo que hemos llamado puestos privilegiados de la cultura, desde donde se dirige y condiciona la mentalidad y los valores que conformarán la conciencia social", tales como los centros de investigación y enseñanza, medios de comunicación, organizaciones económicas, laborales y políticas, y asociaciones familiares.

El Papa estimó que "las diócesis de la provincia eclesiástica de Valladolid son iglesias de antigua tradición cristiana que conservan un buen índice de práctica religiosa". De las de Valencia, dijo, en cambio, que, estando "abiertas al Mediterráneo" y aun teniendo "también profundas raíces y tradiciones cristianas", se han visto afectadas por "las corrientes migratorias y el turisrrio". Mostró su satisfacción por el "serio y renovado esfuerzo evangelizador" emprendido por las Iglesias locales en España, que cuenta con el punto de partida "envidiable" de la "extraordinaria riqueza y vitalidad de la tradición cristiana de vuestros pueblos", afirmó ante los obispos españoles.

Esta tradición cristiana no es una mera pieza arqueológica, sino una herencia "con virtualidades activas para el presente", sobre la que se ha profundizado en la formación cristiana de "una proporción considerable de cristlanos", informa Efe.

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