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Experimentos sí, hijos no

En total son ocho, cinco hombres y tres mujeres, los biosferanos que se encerrarán en la burbuja por dos años: cinco estadounidenses, dos británicos y un belga, con edades comprendidas entre los 27 y los 60 años. "Vine a dar una charla al equipo sobre biología experimental en 1983", dice el doctor norteamericano Roy Walford, "y aquí estoy desde entonces. Ésta es la aventura científica más emocionante hoy en día". A pesar de su entusiasmo, a Walford le preocupa que los gases tóxicos -de los plásticos, tendido eléctrico y algunas plantas- alcancen niveles peligrosos en el aire de la Biosfera II. Dichos gases pueden destruir la médula y también dañar el hígado y el cerebro. Para prevenir estos riesgos, complejos equipos de análisis comprobarán la pureza del aire y lo limpiarán filtrándolo a través del suelo, dejando a las bacterias consumir los gases. Gracias a estas precauciones, a exámenes médicos periódicos y a una dieta predominantemente vegetariana, Walford espera mantener a los biosferanos sanos."Esto no es una Disneylandia para ocho personas", dice la botánica Linda Leigh. "Creo que los beneficios que van a derivarse de la Biosfera II van a ser fenomenales". En el plano personal, Leigh asegura que "hay cierta gente con la que me llevo mejor que con otros y tendré tantas discusiones con esas personas dentro como las tengo ahora". A la inevitable pregunta de los posibles romances, los biosferanos siempre responden con un discreto "sin comentarios". Todos están de acuerdo en que sus vidas personales son suyas. La única regla de la compañía es no biosferanitos.

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