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La lluvia de estrellas

fugaces, que tiene lugar todos los veranos alrededor del 12 de agosto, pudo contemplarse con perfecta claridad en la madrugada de ayer. En las ciudades, las luces artificiales empañaron un fenómeno que este año fue especialmente espectacular por la ausencia de luna. Los meteoros cruzaron durante horas el cielo en la dirección de la constelación de Casiopea.-

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