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La carestía de la nada

"iYa me lo temía!-, exclamó mi vecino Serguél Petróvich al entrar en la vieja tienda de comestibles que queda en la esquina de la calle de BakTanin y de Balákirev, en el distrito de Bauman. Allí donde esperábamos ver estantes repletos de Fiambres, quesos, mantequilla, leche y carne no había nada. Todo estaba idealmente limpio. Y la tienda más grande de productos cámicos y lácteos de este céntríco distinto ayer simplemente no abnió sus puertas: no tenía qué vender.La abundancia de productos prometída por el Gobierno en cuanto subieran los precios no se vió por ninguna parte en Moscú en el primer día del salto a la pobreza, como agudamente definió el 2 de abril un diputado ruso.

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La mayoría de la gente que ayer tomó su dinero y varias bolsas sufrió una gran desilusión: las tiendas siguen tan vacías como antes del alza de los precios. Sólo los más madrugadores pudieron encontrar algunos productos: carne, que duró sólo tres horas; leche y yogur, que alcanzó para unas cuatro horas de venta. En la sección de fiambres, una pequeña cola. No había ningún tipo de mortadela ni de nada que se le pareciera, pero sí vendían un manjar: esturión ahumado a 67 rublos el kilo (unas 12.000 pesetas a cambio oficial o un 40% del salario mínimo). En los otros barrios la situación era idéntica.

La mayoría de los productos de primera necesidad subieron entre el 100% y el 250%, pero el Gobierno no se preocupó de abastecer a las tiendas ni siquiera con lo más elemental, salvo pan. El cuadro en los otros comercios era similar. En la tienda de ropa del distrito Bauman no había ni un solo traje, ni un solo par de calcetines. Nada. La gente, que había sacado dinero de sus cuentas de ahorro en espera de la abundancia prometida, se ha quedado con las ganas. Los precios han subido, pero los productos siguen desaparecidos.-¿Yqué esperaba usted? El comercio sovíético no tiene remedio", comentó una dama que pensaba seguir su peregrinación por las tiendas de Moscú con la esperanza de encontrar alguna cosa que comprar.

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