"Las emociones de los decorados son difíciles de transmitir"
Este chileno que nació en 1941 es un obcecado polifacético. A los 15 años se propuso escribir 100 obras de teatro. Y lo hizo. Tenía 21 cuando lo consiguió. Parte de aquella letra pensada para la representación le sirvió como hilo conductor de sus guiones para la pantalla grande. Pero fue en 1968, y con Tres tristes tigres, su primer largometraje, cuando recibió la atención de público y crítica al ganar el Gran Premio del festival de cine de Locarno. "Las emociones que producen los decorados, los elementos móviles, son algo difícil de transmitir en el cine. Cuando estás en un estudio la visión lejana del paisaje es una cosa, cuando te acercas ves cuán distinto es todo aquello", afirma Raúl Ruiz.La exposición que tiene lugar en el Centro de El Carme en Valencia (hasta el 21 de abril), se acompaña de El libro de las tratativas / El libro de las desapariciones, escrito por el propio Ruiz. En la muestra, un gran decorado alberga un salón cualquiera y su imagen reproducida con algunos elementos modificados; también se encuentra allí la representación alegórica de una mezquita.
Imágenes del Noticiarios y Documentales (No-Do), sombras y espejos son algunos de los elementos que sirven para significar la memoria, el sueño, el martirio o la esperanza. Para la muestra de Valencia ha añadido catres cubiertos con mantas raídas.
A Ruiz le gusta jugar con elementos de quita y pon, dependiendo del lugar donde se exponga su obra. "Las camas representan, de algún modo, la ocupación por parte de los trabajadores marroquíes de las iglesias, pero también tienen que ver con los internados y el servicio militar", señala el artista.
Ruiz, que no duda en calificar de irónica esta exposición, y también de "melancólica aunque nunca triste", piensa que puede producir en aquél que la observa una cierta inquietud que se traduce en risa nerviosa. "Está muy ligada a cierto modo de reir de los chinos, que cuando no saben que hacer sonríen".
Raúl Ruiz, narrador suave y apresurado, posee un Incalificable sentido del humor. Tal vez por eso cuente con divertido pasión de un personaje del siglo XVIII: Pierre Adrian Paris, que fue doble de Luis XVI y que construyó monumentos perecederos en lugares inaccesibles. También hizo el palacio donde se promulgaron los Derechos del Hombre. "Todo era de cartón piedra, y los diputados de la Asamblea Constituyente discurrían por allí. Era como una gran ópera con personajes reales". Y sus palabras visionan un muestrario anecdótico impresionante de aquel francés que sustituyó durante una temporada a Luis XVI.
Y es en Francia, en el Jea de Paume, donde Ruiz llevará en la próxima escala de su recorrido La exposición de los moriscos. Allí las camas serán sustituidas por un "parlante" que diga ininterrumpidamente: "Mohamed, acuda a la ventanilla número tal", como manera de señalar la prefectura francesa, donde los árabes hacen continuas esperas.
Seudóninios
Este personaje que muestra el alma de los decorados ha finalizado su última película, titulada La telenovela errante. "Es como el judío, pero en telenovela", matiza con sorna. Con la misma con que cuenta su faceta de escritor de novela policiaca a la japonesa. Edagawa Rampo, "así es mas o menos como suena Edgar Allan Poe en japonés", fue su seudónimo para la narración El manipulador de insectos. Pero Ruiz también será Anita Harrison, a quien le ha proporcionado hasta datos biográficos (murió en 1957 a la edad de 60 años) y, bajo este nombre, él y su esposa, la realizadora Valeria Sarmiento, están escribiendo una novela "a la rnanera best seller y muy del tipo de Frank Yerby". ¿Por qué tantos seudónimos?: "Es la mejor técnica para que nunca te encuentren".
Babelia
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