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Entrevista:

"Los blancos no tienen nada que temer de nosotros"

Mandela, que presentaba un aspecto estupendo, no mostró signos de la tensión a que se encontraba sometido por las duras negociaciones con el Gobierno, los esfuerzos por contener la violencia y los viajes por el país y alrededor del mundo.El vicepresidente del Congreso Nacional Africano (ANC) se muestra muy optimista sobre la posibilidad de conseguir un África del Sur justa y sin racismo.

Pregunta. Haciendo un repaso de los últimos meses, ¿podría decirme qué le sorprendió más de África del Sur cuando salió de la cárcel en febrero, después de 27 años y medio?

Respuesta. Me sorprendió el gran número de blancos aparentemente implicados en la lucha antiapartheid. Pero, sobre todo, me llamó la atención el alto nivel de concienciación política de los negros del país. Cuando ingresé en la cárcel el grado de politización era muy inferior al que encontré al salir. Eso se evidenciaba especialmente el papel predominante alcanzado por el Congreso Nacional Africano. Era interesante observar que el Gobierno había intentado durante 41 años erradicar el ANC, y no solamente había fracasado, sino que el ANC había crecido hasta convertirse en la organización política más fuerte del país.

P. ¿Ha sido el trato concedido en libertad el que esperaba del Gobierno, los surafricanos, la prensa, el mundo? ¿Cree que le han tratado con justicia desde su liberación?

R. Como es lógico, el apoyo que recibirnos de la prensa no es uniforme. Algunos parecen todavía anclados en un statu quo, pero hay muchos periódicos conservadores que nos han apoyado en la lucha contra apartheid, dándonos una cobertura honrada. Creo también que he recibido un trato honesto por parte del país, la prensa y la comunidad internacional. Mis visitas a África, Europa, Canadá y EE UU han sido importantes y hemos logrado reunir una gran cantidad de fondos en nuestros viajes, y hablo de dinero contante...

P. Mirando a 1991, ¿cuáles son sus expectativas razonables de lo que se puede conseguir de las negociaciones durante el año?

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R. El próximo punto de nuestras discusiones con el Gobierno es encontrar un camino a seguir, considerar cómo elegir a las personas que se van a sentar en torno a la mesa de negociaciones y elaborar una Constitución, y una cosa a tener en cuenta en ese sentido es que no puede. haber solución a nuestros probemas sin el compromiso del Gobierno y, recíprocamente, no puede haber solución a nuestros problemas sin implicar al ANC.

Las negociaciones

P. ¿Se siente forzado a negociar con De Klerk?

R. Bien, no exactamente forzado. Quiero decir que estamos comprometidos, estoy comprometido en las negociaciones y a pesar de que el señor De Klerk y su Gobierno han hecho cosas que plantean dudas sobre su seriedad en las negociaciones, no me cabe ninguna duda, especialmente teniendo en cuenta nuestras últimas conversaciones, de que tenemos un caso de peso y de que podremos persuadirlos para que cumplan con lo esperado.

P. ¿Cómo se imagina usted Africa del Sur?

R. Es muy simple: un África del Sur basada en la Carta de Libertad (un manifiesto redactado en los años cincuenta por el ANC y sus aliados políticos), que es nuestra política básica... Una sociedad no racista en la que todos los grupos de población gocen de igualdad ante la ley y en la que esté abolido todo tipo de discriminación racial... Habrá una declaración de derechos, definitoria de los derechos de los ciudadanos, basada en la posibilidad de que cualquier persona que considere amenazados o violados sus derechos tenga acceso a un sistema judicial independiente... Es un África del Sur con partidos políticos.

P. ¿Cómo contribuirá de acuerdo con sus ideas y planes a que que se sientan seguras las distintas comunidades con la redacción de una nueva Constitución?

R. Ninguna comunidad de este país debe temer al futuro, si contempla nuestra política según se formula en la Carta de Libertad. De hecho, ése es un tema que traté al presentar en un memorando al Gobierno antes de reunirme con el señor P. W. Botha (el ex presidente, que dimitió antes de la reunión). Dije que una cuestión a la que tenían que hacer frente el ANC y el Gobierno era el miedo de los blancos a que la implantación del Gobierno de la mayoría significara la dominación de los blancos por los negros. Así pues, tenemos que asegurarles que no tienen nada que temer en el futuro.

P. ¿Cómo ve en el momento actual las negociaciones con el Gobierno? ¿Responde a sus expectativas? ¿Marchan con normalidad?

R. En términos generales, creo que las conversaciones con el Gobierno van muy bien. Sería ilógico que, dado el pasado de nuestro país, alguien pensara que se podrían alcanzar acuerdos de la noche a la mañana. Teniendo en cuenta eso, hay que reconocer que hemos conseguido unos progresos enormes.

Elecciones libres

P. Según algunos, una asamblea constituyente (un organismo elegido directamente por los votantes para redactar una Constitución, el sistema favorecido por el ANC, aunque el Gobierno parece ser de distinta opinión) implica que después de las elecciones el ganador será dueño absoluto de la situación. ¿Lo cree usted así?

R. No, ni mucho menos. Todos los órganos de Gobierno de los países democráticos se basan en elecciones libres y sin condicionamientos. Ésas son las bases de la democracia practicada en Occidente, por ejemplo... y no hay razón alguna para que nosotros tengamos una fórmula distinta.

P. En un aspecto más personal, 6como se encuentra de salud y ánimos ante los agotadores meses que tiene por delante? No quiero decir con eso que tenga mal aspecto, que lo tiene estupendo, pero ¿cómo se mantiene en forma?

R. Es indudable que el programa que tengo que desarrollar es agotador, aunque tampoco hay que exagerar, pues tampoco estoy solo. Formo parte de un equipo y trabajo con compañeros muy competentes comparten el trabajo para que yo supere el esfuerzo. En ese sentido, le aseguro que me arreglo bien. Además, está el hecho de que en la cárcel hacía mucho ejercicio físico y creo que eso me ha ayudado... aunque ahora ya no tengo la oportunidad de hacer tanto ejercicio como en la cárcel.

Traducción: Leopoldo Rodríguez Regueira.

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