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Si hay que elegir, escoja una mujer

Empresas del norte de Europa obtienen ventajas de la contratación laboral de trabajadoras

Ana Alfageme

En igualdad de condiciones para el puesto de trabajo, se escoge a una mujer. Esto es lo que hace la mayor empresa de telecomunicaciones de Holanda, hoy privatizada, en destinos en los que las mujeres están poco representadas. En el mismo país, una escuela de reeducación sólo para mujeres consigue incorporar al mercado laboral a cuatro de cada cinco alumnas. En Bélgica, un plan de integración laboral, fruto del empeño de una mujer que se sintió discriminada para acceder a un puesto directivo, empieza a dar sus frutos. Son algunas ideas expresadas en un encuentro sobre acciones positivas celebrado en Vitoria.

¿Como doblar -casi- el número de mujeres en puestos medios y altos de responsabilidad e incrementar un 5% en cinco años la presencia femenina en la más importante compañía de telecomunicaciones de Holanda? La Royal PTT Nederland NV, un gigante donde uno de cada cuatro de sus 95.000 trabajadores es mujer, aprobó en 1984 un plan de acciones positivas.Cursos para animar a las mujeres a presentarse a los puestos de gestión intermedia, información para las propias empleadas -20 trabajadores/as dedican parte de su tiempo al programa-, facilidades para el trabajo a tiempo parcial para los dos sexos en puestos de responsabilidad..., un abanico de ingeniosas medidas presentadas por la directora de relaciones laborales de la compañía, Lies Eikelboom.

No faltó un estudio realizado por el departamento médico sobre el impacto en la salud femenina del trabajo de cartero, fruto de la alta incorporación a este puesto de mujeres. Conclusión: "Una chica sana es tan adecuada para el puesto como un muchacho saludable". Además, se da prioridad para volver a trabajar a mujeres que han interrumpido por dos años su carrera para hacerse cargo de sus hijos.

Reeducación

La compañía advierte que, a igualdad de cualificaciones, se escogerá a una mujer para los destinos donde éstas estén poco representadas. Y emplean trucos como insertar las ofertas de empleo en revistas con público femenino para contestar a las clásicas quejas, esgrimidas por los responsables, de que no se presentan mujeres a las demandas. una oferta para un gestor o gestora de sistemas automáticos -se ofrecía guardería, posibilidad de trabajo a tiempo parcial y de solicitar información a empleadas- recogió 500 solicitudes, un 85% de ellas firmadas con nombre de mujer.Hace cinco años, Truus Ophuysen, socióloga y experta en formación, cofundió la primera de las escuelas Anna Polak, una singular iniciativa que reeduca a las mujeres de mediana edad que quieren volver a ingresar en el mercado de trabajo, unas 350.000 holandesas, antiguas trabajadoras que abandonaron su puesto para dedicarse al cuidado de los hijos o mujeres que se han quedado solas con sus pequeños.

Una iniciativa para tomar nota en España: precisamente las mujeres entre 25 y 45 años son las que en este país se han incorporado masivamente en el último lustro a la demanda de empleo.

"Necesitan cómo manejar un ordenador, cómo adaptarse al mundo de los negocios moderno...", dice ella. Precisamente eso es los que ofrecen los centros, con requisitos flexibles, inscripciones baratas, subvenciones para libros, horarios coincidentes con los escolares, y, por supuesto, guarderías.

"El 80% de nuestras graduadas consiguen trabajo en el año posterior", dice orgullosa Ophuysen. Son 1.000 alumnas al año, que pasan por nueve centros en 11 ciudades que posee esta fundación, financiada por el Gobierno, las oficinas de empleo locales y con fondos europeos. Y no dan abasto.

Una de las ponencias más celebradas en el I Congreso Internacional sobre Acciones Positivas celebrado hace unos días en Vitoria fue la de la belga Veerle de Winter, una mujer que se quedó estupefacta hace cinco años cuando intentaba conseguir el puesto de directora de la RTT, la compañía de telecomunicaciones belga.

Burlas

"Tenía todos los diplomas, la experiencia... y mis colegas se rieron de mí, en plena cara". Fue entonces cuando sintió por primera vez la discriminación en propia carne. Aquel incidente fue la semilla de su dedicación a implementar la participación de sus compañeras en el campo laboral, un plan desplegado en toda Bélgica a partir de la empresa que la discriminó. Nombrada por el Gobierno, desarrolló un marco legal de un plan de acciones positivas y lanzó una campaña de sensibilización. No le pareció suficiente y; por si acaso, tomó el coche y visitó empresas "pequeñas y grandes, de todas las regiones, para convencer a la gente". Ahora que el proyecto empieza a funcionar para el sector público, "las compañías están a la cola para participar en el plan", obligatorio para las públicas.No se han empleado cuotas, "porque las mismas mujeres creían que perderían credibilidad", asegura. Dos años después, en su compañía de telecomunicaciones, ha habido dos directoras más después de ella. Pequeños grupos de obreras del metal o de soldadoras se han incorporado al trabajo. "Pero lo más importante es la sensibilización", dice, "porque ahora todo el mundo conoce el plan y los que antes se resistían son ahora con versos entusiasmados con la idea; las acciones positivas son como la levadura, muy importante aunque no se note".

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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