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James Watson: "Hay que discutir los problemas éticos del proyecto del genoma humano"

"La ciencia no se puede parar. Creo que es mejor discutir las cosas, aunque digan que asustamos a la gente" afirma James Watson, el ya mítico descubridor, junto a Francis Crick, de la estructura básica de la vida, el ácido desoxirribonucleico (ADN). Watson, ahora director del proyecto del genoma humano, se refiere con esta frase a los problemas éticos que plantea este programa, comparado por su magnitud con el envío del hombre a la Luna. En Cold Spring Harbor, su laboratorio de siempre, el biólogo más famoso de EE UU recibió recientemente a un reducido grupo de periodistas europeos, a los que expuso su esperanza de que el proyecto sea internacional.

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Nunca antes un programa ha reunido tanta información

Watson, de 62 años, divide su tiempo ahora entre Washington, donde está la sede del proyecto genoma humano y su laboratorio de siempre, Cold Spring Harbor, cerca de Nueva York, que dirige desde hace 22 años y donde realizó a finales de la década de los cincuenta el trabajo que le hizo merecedor del Premio Nobel.Watson cree que es mejor encarar los problemas éticos que plantea esta explosión en el conocimiento humano. "Es necesario asegurar la confidencialidad de la información genética, que no la puedan utilizar las compañías de seguros o las empresas, incluso si hubiera consentimiento del interesado. En cinco o seis años esto será un problema porque las pruebas costarán cada vez menos. Si eres portador del gen de la talasemia, nadie se va a querer casar contigo, excepto otro portador, y eso es lo peor que puede pasar. "Sin embargo", continúa, "creo que es mejor discutir las cosas que asustar a la gente. En Europa estaban tan asustados que al principio denominaron el proyecto programa de medicina predictiva, lo cual es terrible". Respondiendo a este preocupación Watson ha peleado por lograr que un 3% de los fondos dedicados al proyecto se dediquen a los problemas éticos.

Todos los seres humanos son ligeramente distintos genéticamente. "Haremos un solo genoma", explica Watson, "formado por trozos de genomas de muchas personas distintas, pero sin intentar hacer uno por raza ni nada parecido. Somos demasiado iguales para que eso valga la pena".

El premio Nobel y autor del famoso libro La doble hélice, se muestra ahora más conciliador que hace unos meses, cuando tomó una postura patriótica ante el proyecto del genoma humano que le llevó a declarar varias veces en son de amenaza que si Estados Unidos va a financiarlo en solitario, sus resultados serán para la industria y la ciencia de ese país. Europa, objetivo principal de sus declaraciones de entonces, no ha reaccionado todavía de forma oficial, aunque algunos científicos europeos no se han recatado en declarar que Watson es el principal obstáculo que encuentra la cooperación internacional, ya que pretende decidir lo que cada grupo debe hacer. Watson, en persona, se muestra conciliador: "Soy optimista. A través de la organización internacional Hugo [formada por científicos] intentamos que todos los países industrializados participen. Es tanto el trabajo que no podemos permitirnos el lujo de repetirlo".

Comparado a menudo con el impulso oficial que llevó al primer hombre a la Luna, el proyecto genoma humano durará en Estados Unidos 15 años, en tres fases de cinco años cada una, y costará unos 3.000 billones de dólares (300.000 millones de pesetas). El próximo 1 de octubre se quiere dar el pistoletazo oficial de salida. Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) y el Departamento de Energía se han puesto de acuerdo para compartir el liderazgo del proyecto, que, sin embargo, tiene en Watson, contratado por el NIH para encabezar el nuevo Centro Nacional para la Investigación del Genoma Humano, su figura visible.

Enfermedades hereditarias

El estudio del genoma humano permitirá conocer la situación exacta (mapa genético) y la secuencia química (mapa físico) de cada uno de los 100.000 genes humanos (su número exacto no se conoce) algunos de los cuales producen las casi 4.000 enfermedades hereditarias, lo que abrirá la puerta a la terapia genética. De ahí su importancia médica y comercial, además de la que supone para la investigación básica. Watson no cree que haya problemas para la difusión libre de la información obtenida, al menos en la primera fase, el mapa genético, que es la más fácil. La carrera científica se va a dar en la segunda fase, un estudio mucho más detallado que ha comenzado ya por zonas particularmente interesantes de cada cromosoma, donde se puede encontrar la causa de las enfermedades hereditarias. Una vez obtenidas las patentes, la información estará disponible, explica Watson, aunque para su aplicación haya que pagar los obligatorios derechos.El proyecto genoma humano de la Comunidad Europea no ha empezado todavía, explica Jaime Renart, uno de los representantes españoles en este programa. La aprobación definitiva de su primera fase, con una modesta dotación de 15 millones de ecus (casi 2.000 millones de pesetas) está pendiente de una segunda lectura por el Parlamento Europeo. Renart piensa que Europa no realizará una labor subsidiaría respecto a Estados Unidos, aunque existirá necesariamente colaboración entre las dos potencias industriales.

En España la situación de la genética humana es de retraso respecto a otros países europeos. Por ello, en opinión de Renart, los laboratorios españoles podrían participar en la fase más fácil, el mapa genético, siempre que exista una decisión oficial que proporcione la infraestructura suficiente. La fase siguiente y más compleja, que es también la más interesante desde el punto de vista del interés médico y económico, quedará casi totalmente fuera de las posibilidades de los científicos españoles.

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