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Kohl vincula la unidad alemana al tema militar

Helmut Kohi, canciller de la República Federal de Alemania (RFA), aseguró ayer que "sería fatal" seguir adelante con el proceso de unificación alemana aplazando la solución del problema político-militar. Bonn ha cambiado su optimista lectura inicial de los resultados de la primera sesión de la conferencia cuatro más dos -en el sentido de que Moscú había despejado el camino hacia la unidad al separar el tema de la pertenencia de la Alemania unificada a la OTAN - por una decidida presión, tanto sobre Moscú como sobre Washington, para que ambos aspectos de la unificación vayan paralelos.

A la salida de una reunión del grupo parlamentario de la Unión Cristiana Democrática (CDU) y de la Unión Cristiana Social (CSU) en Bonn, Kohl rechazó la propuesta soviética de que ambas Alemanias siguieran adelante con el proceso de unificación y dejaran para más adelante el problema de las alianzas militares. "No estoy en absoluto de acuerdo con esta teoría de congelar el tema de la soberanía, creo que sería fatal", dijo. Para Kohl, podría tratarse de "una táctica negociadora de Moscú", pero, añadió, "las tropas [soviéticas] podrían quedarse por un breve período de tiempo [en la RDA], pero no más".Ya el lunes por la noche, un personaje muy cercano al canciller como es Horst Teltschik, su asesor en política exterior, había expresado su desacuerdo con la propuesta soviética al indicar que la intención del Gobierno de la RFA era llevar a cabo los dos procesos al mismo tiempo, dentro de lo posible". Teltschik añadió algo que era evidente para cualquier observador: la aquiescencia del ministro de Exteriores soviético, Edvard Shevernadze, para que las dos Alemanias llevaran adelante el proceso interno de unificación "es algo que ya sabíamos desde el pasado mes de febrero", cuando Kohl peregrinó primero a Moscú y después a Washington en busca de la llave de la unidad", dijo.

Fuentes gubernamentales de Bonn aseguran que la reacción del canciller no va sólo dirigida contra Moscú, sino también contra Washington, que se negó rotundamente el sábado pasado a que los aspectos globales de la construcción de un nuevo edificio de la seguridad en Europa fueran discutidos en el marco de la cuatro más dos, conferencia que reunió a las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial (EE UU, URSS, Reino Unido y Francia) y a las dos Alemanias. Para estas fuentes, la posición norteamericana no está demasiado distante de la soviética, en tanto que, si bien con modalidades y formas diferentes, Washington tampoco quiere abandonar Alemania o reducir en lo más mínimo su presencia en Europa, lo que no hace más que, endurecer la postura del Kremlin.

Todos los ojos se dirigen ahora hacia el ministro de Exteriores de la RFA, el liberal Hans-Dietrich Genscher, cuyo partido está siendo cortejado cada vez más por la socialdemocracia en vista a una posible coalición después de las elecciones de diciembre.

Moscú, por su parte, ha iniciado una soprendente campaña de relaciones públicas, con un cierto retraso, en la que se combina la insistencia sobre los 27 millones de soviéticos que perdieron su vida en la II Guerra Mundial con detalles ya conocidos, pero nunca de labios soviéticos, sobre su papel en la revolución que acabó con el régimen neoestalinista liderado por Erich Honecker. Ayer, en una entrevista al periódico Tribune, de Berlín Este, el embajador de la URSS, Vyacheslav Kochemasov, reconoció que el Kremlin ordenó el acuartelamiento de todas sus tropas en la RDA cuando las manifestaciones masivas de otoño estaban ya a punto de acabar con el régimen, que esperaba la ayuda de las tropas soviéticas para reprimir a la población.

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Aniversario

En Moscú se celebró ayer una reunión solemne para conmemorar el 45º aniversario de la victoria en la II Guerra Mundial, en la que tomó la palabra Mijaíl Gorbachov. El presidente soviético facilitó una nueva cifra de los caídos en la conflagración: 27 millones de personas. Hasta ahora sólo se reconocía la muerte de 20 millones. También por primera vez en la historia pidió honrar la memoria de los presos de los campamentos estalinistas que contribuyeron a la victoria trabajando en las minas y talando bosques. Asimismo tuvo palabras de elogio para los científicos prisioneros que crearon nuevos tanques y aviones.

Sobre la reforma militar, Gorbachov dijo que es necesaria, y que ahora se "está elaborando detalladamente". Su objetivo: una eficaz defensa con el mínimo de gastos. También habló de optimizar la estructura de las Fuerzas Armadas y reconsiderar el papel de los órganos políticos en el Ejército.

Gorbachov añadió que una Alemania unida tenía la obligación de firmar un tratado de paz que "pusiera fin a las secuelas de la II Guerra Mundial y de la guerra fría para asegurar que la paz emana de suelo germano", pero no hizo mención a la supuesta pertenencia de esta Alemania a la OTAN.

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