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La amenaza integrista / y 2

El temor de Turquía al contagio jomeinista

La 'guerra del velo' lleva las relaciones entre Ankara y Teherán a una situación crítica

Turquía jugó hábilmente a dos bandas durante la guerra del golfo Pérsico para mantener su neutralidad y hacer buenos negocios con los dos contendientes. Pero, con la paz, sus relaciones con el vecino iraní han llegado a un punto crítico, hasta el punto de que ambos países han llamado a consultas a sus embajadores. Ankara teme, y puede que no le falten motivos, que el imam Jomeini, por encima de diferencias entre suníes y shiíes, intente exportar su revolución integrista, lo que haría estremecerse las raíces del régimen republicano y laico, que mira hacia Europa como ideal de progreso.

El detonante de la crisis ha sido la guerra del velo, originada por una decisión del Tribunal Constitucional que, el 7 de marzo, a instancias del presidente de la República, Kenan Evren, anuló una ley que permitía en las universidades el uso del velo islámico, conocido en Turquía como turbante. La ley había sido aprobada en el Parlamento con los votos del gobernante Partido de la Madre Patria (PMP) y del conservador Partido de la Recta Vía (PRV), que dirige el ex primer ministro Suleimán Demirel.La reacción de los integristas fue inmediata: protestas callejeras en Estambul, Ankara, Bursa y Adana. Los manifestantes gritaron. consignas como "Evren, dimisión" y "Evren-Rushdie, mano a mano". La policía practicó decenas de detenciones, entre ellas de varios iraníes, y fuentes oficiosas señalaron que la mano del iman Jomeini estuvo detrás de las marchas, que se repitieron, aunque con menos ruido, con posterioridad.

A partir de ahí, empezó la escalada que ha llevado a las relaciones turco-iraníes al borde de la ruptura. Las calles de Teherán fueron escenario de una manifestación de mujeres, los medios de comunicación controlados por el Estado entrevistaron a algunas de las estudiantes que se manifestaron en Turquía, 150 diputados pidieron que se revisasen las relaciones, el embajador turco en Teherán fue invitado al Ministerio de Exteriores, donde se le pidió que se reconsiderase la prohibición del velo, y el propio Jomeini hizo unas declaraciones en el mismo sentido.

En Ankara, el Gobierno y los militares comenzaron a ponerse nerviosos. El primer ministro, Turgut Ozal, se entrevistó con Evren (un general vestido de civil). Éste lo había hecho antes con el jefe del Estado Mayor, Necip Torumtay. Se cree que los militares instaron a Ozal a que respondiera con firmeza a los manifestantes y a las provocaciones iraníes y le insinuaron que no consentirían ninguna amenaza al laicismo consustancial con la Turquía moderna.

A partir de entonces, el Gobierno comenzó a mostrarse más duro con Irán. Primero, expresando su preocupación al embajador iraní; segundo, aumentando la vigilancia sobre los turistas y los controles sobre las valijas diplomáticas, vehículo habitual para la llegada al país de propaganda integrista; tercero, lanzando una clara advertencia a Teherán; cuarto, llamando a consultas a su embajador, medida que tomó también inmediatamente la república islámica. Al anunciar su última decisión, el pasado lunes, el subsecretario de Exteriores, Nuzhet Kandemir, recordó "las actitudes provocadoras del Gobierno iraní y de Radio Teherán" que, "desde hace algún tiempo se mezclan en los asuntos internos de Turquía", y pidió que cesasen 1os ataques contra el régimen laico".

Mucho dinero en juego

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Turquía se juega mucho en el envite: miles de millones de dólares en proyectos para la reconstrucción de un Irán asolado por la guerra con Irak. De momento, el embajador en Ankara, Monacher Mottaki, ha declarado que este año los intercambios comerciales se limitarán a 400 millones de dólares, frente a los 2.000 millones previstos inicialmente.

Se sabe que Irán y Arabia Saudí tienen miles de agentes en Turquía. Ambos países se gastan ingentes cantidades de dinero en financiar las tarikats (cofradías ilegales, de cuyo papel en las protestas integristas recientes nadie duda), tanto en el país como en los medios de la emigración en Europa. En en el caso iraní, sé trata también de controlar a los opositores que cruzaron la frontera por temor a la cárcel o la muerte. Un portavoz del Ministerio turco de Exteriores señala, sin embargo, una diferencia muy importante en la actuación de los dos países. "Ni los medios de comunicación ni los funcionarios saudíes", asegura, "se han permitido la más mínima crítica a las decisiones que se adoptan en Turquía. Lo que hace único al caso iraní es el apoyo abierto a las manifestaciones de protesta en nuestro país y las peticiones de que se actúe de una determinada manera, lo que constituye una injerencia inadmisible".

Pese a que, tanto Ozal como la mayoría de los líderes políticos, creen que el hecho de que lo musulmanes turcos sean suníes y los iraníes shiíes supone una defensa frente al peligro de contagio extremista, esta fuente considera que Jomeini quiere exportar a Turquía su revolución islámica.

Los propios militares favorecieron a partir del golpe de septiembre de 1980 un renacimiento islámico que no han sabido controlar.

Así, mientras el país moderniza su economía y la sociedad se occidentaliza, una buena parte de ella vuelve a los orígenes. Aumenta la utilización de la vestimenta tradicional, el cierre de comercios en viernes, las vacaciones de los restaurantes durante el mes de Ramadán, la asistencia de multitudes a las mezquitas (que crecen como hongos, incluso en edificios públicos), la venta masiva de El Corán, la práctica de la circuncisión y de los enterramientos islámicos...

Cuando se llega al extremo de apalear a algunas jóvenes por pasear con los hombros desnudos, cuando los hombres se preparan para la oración es que, tal vez Turquía no es tan laica como habría querido Atatürk. El aumento de los votos del único partido islámico (el de la Prosperidad, que dirige Necmettin Erbakan) es también un dato a tener en cuenta. En las municipales del 26 de marzo, el PP rozó la frontera del 10%. Si la supera en las legislativas, sus hombres se sentarán en el Parlamento.

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