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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El 'caso Jenninger'

Con motivo de las desafortunadas palabras de Jenninger, presidente del Bundestag, en el 50º aniversario de la Noche de los Cristales Rotos, discurso que le costó el cargo, EL PAÍS viene publicando una serie de interesantes artículos en torno al problema alemán; mejor dicho, en tomo al problema del nazismo. Tiene razón Agapito Mestre (véase EL PAÍS de 22 de diciembre) al decir que la historia de Alemania no sólo concieme a los alemanes, sino a todos los ciudadanos del universo, porque se trata de la desaparición de la civilización terrestre. Y a mayor abundamiento, tres días más tarde Rafael Argullol nos recuerda que, contra lo que opinan -porque les interesa- los exculpadores de aquel horror que ensangrentó a Europa, desviando la culpabilidad a la amenaza del comunismo soviético o a factores diabólicos y extraterrestres, el nazismo se incubó en la propia maldad del género humano sin ayudas foráneas. Estamos de acuerdo. Discutiendo hace tiempo el tema del nazismo con un compañero de trabajo fascinado por los logros del III Reich, y como me dijera que los verdaderos culpables del genocidio fueran sólo unos pocos, sin conocimiento del buen pueblo alemán, le contesté diciendo que parece como si la culpa fuera de unos seres viniendo de otros planetas. Años más tarde cayó en mis manos El retorno de los brujos, y me llevé una sorpresa cuando en uno de los capítulos referentes a la Alemania de Hitler el autor sostiene con toda la seriedad del mundo esa misma teoría, la de que es indudable que en aquellos penosos años seres extraterrestres se infiltraron en las mentes y cuerpos de los jerarcas nazis. No, Pauweis, no fueron marcianos..., desgraciadamente. Hará una veintena de años, Willy Brandt, como canciller de la República Federal de Alemania, visitaba en Varsovia lo que fuera el gueto de siniestra memoria. Cuentan las crónicas que al llegar al monumento erigido en memoria de las víctimas del genocidio se le oyó musitar convulso, arrodillándose: "Jamás, como alemanes, nos quitaremos de encima esta vergúenza". Brandt, como otros muchos, también alimenta la esperanza de que la historia no se repita.- Miguel Durán.

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