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La vida de Nijinski y los 'ballets' rusos

El pintor José Ramón Sánchez recrea la historia del bailarín y coreógrafo

El pintor José Ramón Sánchez (Santander, 1936) inauguró el pasado lunes, en el Centro Cultural del Conde Duque, de Madrid, la exposición Nijinski y los ballets rusos, con 50 cuadros de gran formato, 10 esculturas y 6 escenografías, como homenaje al bailarín y coreógrafo Vaslav Nijinski. La muestra estará abierta al público hasta el 10 de enero.

"Desde niño, y dada mi afición por la danza clásica, he querido recrear la vida de Nijinski y sus ballets". Éste es el punto de partida del proyecto de José Ramón Sánchez, al que ha dedicado los tres últimos años. Sus anteriores exposiciones La gran aventura del cine con 104 cuadros de películas y 20 retratos de actores y actrices, y 50 años de cine español, recorrieron diversas ciudades.Con anterioridad había desarrollado una amplia dedicación como caricaturista, cartelista publicitario e ilustrador de libros.

A través de la pintura, el vestuario y maquetas teatrales, José Ramón Sánchez recrea la época de principios de siglo y describe los 10 grandes ballets que Diaghilev produjo con Stravinski, Picasso, Ravel, Debussy, Paulova y Nijinski, considerado el "dios de la danza", según Jean Cocteau.

Ramón Sánchez declara que durante el tiempo de la creación artística hubo un reparto de tiempo entre el tormento y el éxtasis. "El tormento lo han constituido las dudas continuas acerca de un tema como el ballet, tan desconocido para casi todos".

"Creo que el artista debe dedicar un tiempo a cosas inútiles, a todo aquello que tenga interés solamente para él. Quizá esta colección de imágenes sobre NiJinski sea un proyecto inútil, un ejercicio de autocomplacencia señala Sánchez y añade, "pero las dudas han estado acompaña das por el éxtasis! esa indefinible sensación sobre la piel, de estar acercándote a la belleza, de ser parte minúscula de un arte tan lleno de esplendor como el ballet".

Lo que para Sánchez comenzó siendo un trabajo personal se convirtió, a lo largo de tres años, en una labor de equipo. "Mi estudio fue un taller lleno de maderas, luces, esculturas, libros y cuadros".

Para Mercedes Rico, colaboradora de este equipo que señala el pintor, "es necesaria la fantasía casi en estado puro de José Ramón Sánchez para capturar el efecto maravillador de aquellos primeros ballets de Fokine -El pabellón de Armida, Scherezade, El espectro de la Rosa, Petrouchka, El Carnaval- en que decorados desbordantes, efecto deslumbrador y música sorprendente, servían el despliegue de una danza jamás vista y de un bailarín que al mismo tiempo que parecía un dios, encarnaba un carnaval renacentista".

Maia Plisetskaya piensa que la importancia de Nijinsky fue capital. "Un nuevo estilo de danza y una nueva forma de interpretación dramática... Sus ballets fueron el ejemplo claro de la importancia que la danza masculina tuvo durante la primera mitad del siglo XX".

José Ramón Sánchez recuerda con precisión la fecha del comienzo de su aventura. "Fue el 2 de enero de 1986". El entusiasmo del despegue finaliza ahora, tres años después. En su empeño, infinidad de colaboradores y en su exposición miles de bocetos que demuestran el trabajo de unos cuadros, homenaje al bailarín de sus sueños.

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