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Turín, con fondo negro

Inaugurado en la ciudad italiana el polémico congreso mundial sobre el demonio

Juan Arias

En Turín, llamada la ciudad sulfúrica, la de las misas negras, la del triángulo mágico, junto con Londres y San Francisco, pero también la de los famosos chocolatines gianduiotti, y sobre todo de Fiat, se inauguró ayer el tan discutido congreso internacional sobre el demonio bajo el muy serio título de Diabolos, daimon. Turín, ex capital del reino, apareció ayer tapizada de octavillas y pancartas lamados por los esotéricos blancos, llamados también seguidores de las "fuerzas positivas", que se han opuesto al congreso.

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Los esotéricos blancos están convencidos de que la celebración de este congreso acabará por atraer sobre la ciudad las energías satánicas negativas, provocando no se qué catástrofes.Al mismo tiempo, los satánicos negros se han divertido en hacer pintadas obscenas en los muros de la universidad, en los que aparecían ayer diablos y diablesas en actitudes pornográficas.

El congreso había sido al principio imaginado por todo lo alto por su ideadora, María Teresa Gattí, directora de La Giostra, el centro que organiza en Turín los mayores congresos y exposiciones, empezando por el famoso del automóvil. Se pretendía que durara un mes entero para destripar al demonio por todos sus costados y pasarlo por los rayos equis de los estudios académicos, de la música, del cine, de la pintura, de los espectáculos de calle, de la cocina y del ocultismo. Pero todo ha acabado reducido a sólo cinco días de conferencias.

La parte seria

Ha quedado, pues, sólo la parte seria, de su estudio. Eso sí, a alto nivel internacional, ya que pasarán revista a Satanás nada menos que 100 expertos, casi todos ellos catedráticos de universidad, que estudiarán el fenómeno del demonio a través de sus aspectos histórico, literario, psicológico, matemático y teológico. Todo por estricta invitación y a puerta cerrada, para impedir a los posibles- contestatarios distraer la atención sobre el sesudo examen al príncipe de las tinieblas.Mientras tanto está a punto de salir a las librerías el volumen Diavolo, diavoli, del catedrático de Sociología Filippo Barbani, uno de los organizadores del congreso, en el que se recoge un gran sondeo realizado en Turín sobre cómo ve la gente al demonio. Justamente semanas atrás el Papa había dicho en Turín que al demonio había que buscarlo incluso dentro de los partidos políticos. En las respuestas al sondeo hay de todo. Hay quien. se imagina al demonio como "un hombre con las manos muy anchas". Para muchos es un ser "sin sexo", pero la mayoría lo ve como "macho". Para el 66% de los torineses, el demonio es "un instrumento del mal", pero hay un 1% que lo considera incluso "un instrumento del bien".

Se dice que en Turín actúan hoy más de 40.000 satanistas de todas las categorías y para todos los gustos y bolsillos. Han sucedido, ha dicho a EL PAÍS el catedrático de Matemáticas Alberto Conté, -otro de los organizadores del congreso-, a los antiguos sindicalistas y padres espirituales, ya que hoy la gente, según el matemático, menos politizada y menos religiosa y al mismo tiempo más insegura, busca la tranquilidad por los caminos oscuros del ocultismo negro. Al mismo tiempo en Turín ha crecido tanto la exigencia de exorcismo religioso que hace sólo cuatro años el cardenal arzobispo de la ciudad, Anastasio Ballestrero, tuvo que crear cuatro nuevos exorcistas oficiales porque los dos que había no daban ya abasto.

Lo cierto es que el temor al congreso planea sobre: Turín, e incluso, ya hay no pocos católicos que aseguran que la venganza inmediata del demonio ha sido el descubrimiento de que la Sábana Santa de Turin, la reliquia más sagrada de la ciudad, es falsa. Por lo pronto, el personaje más esperado al congreso, Cesare Musatti, el padre del psicoanálisis italiano, alumno de Freud, ha tenido que renunciar a acudir al encuentro porque tras haberse adherido al congreso se vio afectado por una pulmonía que a sus 92 años no puede considerarse una broma. El anciano antifascista, optimista empedernido, afirma que el demonio es sólo "un personaje más de ese gran teatro que todos los hombres llevamos dentro".

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