_
_
_
_
_

José María Castillo y Juan Antonio Estrada

Dos teólogos a la espera de su nuevo destino en investigación

Los teólogos de la facultad de Granada José María Castillo y Juan Antonio Estrada han sido de los primeros afectados por los nuevos aires involucionistas de la Iglesia española. Ambos profesores aguardan con aparente serenidad el mes de octubre para incorporarse por fuerza a sus nuevos destinos en otros países europeos. Estrada, de 43 años, nacido en Madrid, representa al teólogo intelectual de formación germánica. Castillo, granadino, de 59 años, ejerció el sacerdocio, y su docencia ha ido pareja a un compromiso social con los grupos cristianos de base y asociaciones en barrios marginales.

Los dos jesuitas fueron obligados, el mes pasado, por la Conferencia Episcopal Española a abandonar sus cátedras en Granada y dedicarse a partir de ahora al campo de la investigación. Castillo ingresó en la Compañía de Jesús al terminar el bachillerato en Granada y permaneció en ella año y medio. Al cabo de este tiempo la abandonó por "agotamiento psíquico". Castillo recuerda el seminario como "algo muy cerrado, tanto que para jugar al fútbol había que hacerlo con sotana", y a la Iglesia "en total hermandad con el régimen político franquista". Tras ordenarse sacerdote fue nombrado párroco de un pueblo de Granada y se hizo de nuevo jesuita. Las cosas siguieron igual hasta que Juan XXIII anunció la celebración del Concilio Vaticano II."Tras el concilio empezó a variar la situación. De 1965 a 1975 hubo una efervescencia de cambios, sobre todo en la juventud: los sacerdotes se secular¡zaban, los seminarios se quedaban vacíos... Fueron años de gran creatividad, de intensa búsqueda. La Iglesia pasó a ser un pueblo de Dios abierto". En 1964 Castillo fue director espiritual de los estudiantes jesuitas de Córdoba, entre los que se encontraba Estrada. "Ellos influyeron en mí y me provocaron un gran cambio ideológico de sentido progresista".

Desde 1967 es profesor de la facultad de Teología de Granada. Castillo opina que en los movimientos cristianos de base "está el futuro". Sin embargo, reconoce que hace 10 años "las cosas empezaron a cambiar". En 1980 fue relegado a los cursos de licenciatura y se le prohibió que impartiese las clases ordinarias.

Juan Antonio Estrada es un intelectual de talante cosmopolita. Nació en Madrid y con un año de edad se trasladó con su familia a Sevilla, en donde comenzó estudios, que no acabó, en la antigua escuela de peritos industriales. En Sevilla decidió ingresar en los jesuitas; luego se licenció en Filosofía en la facultad de Comillas y en Teología en Austria. Reconoce que "me ha marcado la formación alemana. Allí conviví con el teólogo Rahner, del que recibí gran influencia". Posteriormente viajó por Latinoamérica y ha sido profesor invitado en universidades de Perú y Paraguay.

Ha publicado seis libros (el último, Del misterio de la Iglesia al pueblo de Dios) y califica de "gratificante" su experiencia docente

"Tengo vocación de profesor, y, de hecho las relaciones con alumnos y compañeros de facultad han sido positivas. Con los obispos no había tenido problemas hasta ahora, aunque siempre he: defendido una teología abierta al estilo de Rahner y Congar".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_