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45 niños gitanos de Ripollet, sin escuela porque el Ayuntamiento se niega a admitirlos

Milagros Pérez Oliva

MILAGROS P. OLIVA Cuarenta y cinco niños del poblado gitano de Ripollet de entre cuatro y 12 años de edad no pueden asistir a la escuela porque el Ayuntamiento, esa ciudad de 27.000 habitantes se ha negado a admitirlos, por segundo año consecutivo, alegando que no están empadronados. Mientras tanto, otros 51 niños de ese poblado que ya fueron admitidos hace dos años en las escuelas en Cerdanyola, población contigua a Ripollet, son considerados por sus maestros un modelo de Integración.

Los 45 niños del poblado que permanecen sin escolarizar presentaron la solicitud de preinscripción en los plazos reglamentanos, pero el Ayuntamiento ha advertido que tampoco este curso serán admitidos. Según el concejal de Gobernación, Ángel Matarín, la decisión del Ayuntamiento no responde a una actitud racista sino a la voluntad de llamar la atención para que las instituciones solucionen el problema del poblado de gitanos, en su mayoría portugueses.El fiscal jefe de la Audiencia de Barcelona, Carlos Jiménez Villarejo, está investigando el caso a raíz de la denuncia presentada por la asociación Presencia. Gitana, a la que ha concurrido también una comunicación de la Dirección General de Protección de Menores del Ministerio de Justicia. Fuentes jurídicas han indicado que la Generalitat tiene plenas facultades para imponer la escolarización de estos niños en las escuelas de Ripollet y que su Departamento de Enseñanza es la/institución responsable de garantizar la escolarización de estos niños, a la que tienen derecho por imperativo constitucional. El empadronamiento sólo es un requisito formal secundario, según las mismas fuentes.

Enseñanza se inhibe

En este caso, se da incluso la paradoja de que, mientras la mitad de los niños del poblado gitano se encuentran condenados al analfabetismo, en las escuelas de Ripollet sobran plazas escolares.

El Departamento de Enseñanza de la Generalitat se ha inhibido hasta ahora y no ha hecho ninguna gestión para garantizar una plaza escolar a estos niños, a pesar de que la preinscripción en las escuelas fue efectuada por miembros del Programa de Marginados Sociales de Educación Compensatoria, y que este mismo programa es el que ha logrado la integración de otros 51 niños del poblado en diversas escuelas de Cerdanyola, con resultados excelentes.

La escolarización de los 51 niños en seis escuelas de Cerdanyola es considerada por los maestros y educadores que intervienen como modélica. El resultado ha sido muy positivo y hay que valorar especialmente el gran esfuerzo que han hecho las familias para tener los niños aseados, a pesar de las precarias condiciones higiénicas en las que viven. El absentismo escolar es inferior incluso al de otros colectivos de gitanos que llevamos en el programa y eso es debido a que las estas familias, por proceder de un medio rural, valoran mucho la escuela y el aprendizaje", explica la asistenta social del programa, Calia Marcos.

En opinión de Josepa P. Albiol, directora de la escuela mucipal La Sínia, a la que asisten 10 de los 51 niños escolarizados i Cerdanyola, "el éxito de la integración se debe, en primer lugar, a que los niños se han repartido en los diferentes grupos, uno por clase si ya son algo mayores, los en el caso de los pequeños, en segundo lugar, al trabajo implementario de los miembros del Programa de Educación compensatoria".

Varios maestros adscritos al programa se ocupan de efectuar el seguimiento diario de los niños escolarizados, en coordinación con los maestros y tutores del centro escolar, y les imparten clases intensivas para que puedan superar el desfase de conocimientos que tienen respecto a los otros alumnos en el menor tiempo posible. "Para que la integración tenga éxito es fundamental la actitud de la escuela y especialmente de los maestros y tutores implicados", explica Toni Mas, uno de los maestros del programa. "En este caso, la colaboración de las escuelas de Cerdanyola ha sido modélica".

Una fuente para 1.000 bocas

M. P. O.El poblado gitano está situado en el margen del río Sec y está formado por chamizos de madera en que el habitan, en condiciones infrahumanas, unos 1.000 gitanos, en su mayoría de nacionalidad portuguesa, que viven de la mendicidad y de lavar parabrisas de coches en los semáforos.

La primera chabola se instaló hace unos 12 años y ahora hay ya más de 100. Una mísera fuente, en medio del poblado, es la que proporciona agua para eluseo y la comida de todos sus habitantes, que viven en condiciones higiénicas deplorables junto al ríoSec, el cauce más pestilente de todo el Vallés. La basura se acumula por todas partes y las chabolas son chamizos de tablones y uralitas, abiertos por el techo para que salga el humo. Sus pobladores hacen sus necesidades donde pueden y por no tener, no tienen ni cartilla de beneficencia, por lo que carecen de asistencia sanitaria.

Muchos de los niños del poblado padecen desnutrición. Por eso, la escolarización representa para ellos, además de una oportunidad para dejar de ser analfabetos, la posibilidad de garantizar al menos una comida diaria.

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