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El Pequeño Teherán

El taxi circula por un laberinto de callejuelas, sortea socavones como pozos, evita a los niños que juegan en el barro, adelanta mujeres con chador (la túnica negra que visten las mujeres shiíes) y finalmente no tiene más remedio, que detenerse delante de unos jóvenes barbudos que ofrecen propaganda del Hezbolá. Los jóvenes se protegen con el kalashnikov, la moderna espada del islam, y están apostados al lado de una gran reproducción en yeso de la Mezquita de la Roca de Jerusalén, que ocupa el centro de un cruce de caminos.

El taxi ha penetrado en los suburbios meridionales de Btirut por el cruce de Hadaz y están en pleno barrio de Mrayje. Estos barrios de Beirut han entrado en el moderno vocabulario político como una de las concentraciones humanas más. explosivas del mundo. Se supone que de allí parten los secuestradores de residentes occidentales en Líbano y también que allí están apresados no pocos de los capturados. Se sabe que, después de Teherán, es el lugar con más chadores y retratos del ayatolá Ruholá Jomeini por metro cuadrado.Las tropas sirias que hace unas semanas ocuparon el sector occidental o musulmán de Beirut, en un vigoroso esfuerzo por poner un poco de orden, no han osado todavía pisar los suburbios meridionales, y, si quieren evitar un enfrentamiento con Irán, no lo harán en fechas próximas. Damasco, no obstante, ha situado a sus principales concentraciones de soldados y carros de combate en el aeropuerto de Beirut y en la ciudad deportiva, es decir, en. las mismas puertas del hormiguero shií.

Un reciente estudio del semanario libanés Nouveau Magazine cifra en 700.000 el número de habitantes de los 20 kilómetros cuadrados que constituyen los suburbios meridionales de Beirut. La inmensa mayoría son shiíes que, en los últimos años, han huido de sus aldeas campesinas del sur de Líbano, como con secuencia de las distintas intervenciones militares israelíes en la región.

Una docena de años de guerras civiles e internacionales han hecho que casi todo Beirut, incluyendo lo que fueron barrios elegantes, parezca un suburbio. Y, sin embargo, cuando se emplea ese nombre, es sobre todo para referirse a los barrios shiíes situados entre el sector sur de la línea verde, el bulevar Hadaz y la carretera del aeropuerto, lo que en una fase anterior de la crisis libanesa se llamó el cinturon de miseria.

Área peligrosa

Fuad, el conductor suní del taxi, ordena en voz baja a sus clientes europeos que no digan una palabra delante de los barbudos que venden la propaganda del integrista y proiraní Hezbolá. En esa área y de ese modo han sido secuestrados algunos de los veintitantos extranjeros hoy desaparecidos en Líbano. Así que los ocupantes se conforman con mira tímidamente el, paisaje de este cruce de caminos presidido por la reproducción de la Mezquita de la Roca.

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Hay casas viejas con muros leprosos y otras nuevas cuyos bloques de hormigón no han sido recubiertos. Por todas partes penden hilos de electricidad y teléfono. Una pintura mural muy ingenua representa a un ceñudo Jomeini y a un afable Musa Sadr En varios carteles se ve al ayatolá iraní en el centro de un mapa de Líbano, rodeado por hombres que levantan el puño. En un texto árabe, Jomeini exhorta a los musulmanes a unirse para proclamar la república islámica.

En los suburbios meridionales, el líder libio Muammar el Gaddafi, es tan odiado como Estados Unidos e Israel. A él le atribuyen los shiíes libaneses la desaparición en 1978 de su venerado imam Musa Sadr, el líder de origen iraní que les dio conciencia de su pobreza secular y de su fuerza potencial. Musa Sadr creó a finales de los años sesenta el llamado Movimiento de los Desheredados, origen de la actual milicia Amal (Esperanza.).

Ahora es casi imposible distinguir en la tela de araña de la concentración shií cuáles son los seguidores de Amal, relativamente moderado y prosirio, y cuáles son de Hezbolá. Los casos de doble militancia son muy frecuentes y, lo que es más importante, ante el enemigo exterior, los shiíes de los suburbios beirutíes hacen prevalecer la solidaridad comunitaria. Hezbolá es particularmente sólido en el barrio de Bir el Abed, donde vive y en cuya mezquita predica su jefe espiritual, Mohamed Husein Fadlalá. -

En los suburbios meridionales nadie paga impuestos y nadie recibe servicios públicos. El suministro de agua, electricidad o teléfono es completamente pirata, y las escuelas y hospitales son controladas por religiosos integristas. Pertenecer a una milicia es el único modo que tiene la juventud del lugar de ganarse la vida.

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