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Los tradicionalistas chinos, por una minirrevolución cultural

La interpretación más generalizada en Pekín sobre el giro de 180 grados que está dando la dirección del Partido Comunista Chino (PCCh) se funda en la oposición de los elementos más tradicionalistas de la sociedad china -entre ellos, los militares- a la política de apertura y reforma económica desarrollada por Deng Xiaoping.

Frente al deseo de los chinos de olvidar los tristes sucesos de la revolución cultural -que mantuvo aislado a su país entre 1966 y 1975-, estos sectores consideran ahora oportuna una minirrevolución cultural que devuelva a China al correcto camino al socialismo y los principios de la revolución popular inspirada por Mao Zedong.Entre los principales partidarios del frenazo al proceso de modernización china, al que tachan de prooccidental , destacan Peng Zhen, de 84 años -uno de los veteranos en la oposición al liberalismo de Deng Xiaoping, de 82 años-; Bo Yibo, miembro del Comité Central del PCCh, y el economista Chen Yun, firme defensor de la vuelta a una centralización de la economía china tras los excesos producidos por la política aperturista y descentralizadora de Deng. Algunos observadores destacan que la Prensa china habla otra vez de producir más grano, en un claro contraste con las reformas agrícolas efectuadas por Deng, que han dado mayor autonomía y libertad de acción a los 800 millones de campesínos existentes en este país.

Otra versión de los recientes acontecimientos en China afirma que el propio Deng Xiaoping distribuyó entre los demás dirigentes del PCCh un documento con las directrices de la política a seguir en este país, basada, no como se ha dicho, en el modelo estadounidense, sino en la estrategia desarrollada por el régimen polaco para reprimir la oposición desarrollada por el sindicato Solidaridad y la Iglesia católica.

Este documento -que fue leído por un alto miembro del partido a tres periodistas occidentales, un norteamericano, un francés y un japonés- sitúa a Deng como un partidario más de la línea dura en el campo político, a la que, sin embargo, considera compatible con su proyecto de apertura económica. "Nosotros estudiamos las técnicas extranjeras, o usamos el capital extranjero", dice Deng en dicho documento. "Pero sólo se trata de elementos complementarios para edificar el socialismo; no debemos apartarnos de la ruta socialista", añade. Los observadores en Pekín prevén que la lucha política entre conservad ores y liberales se prolongará, al menos, hasta la celebración, en otoño, del próximo congreso del PCCh.

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