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Gigantesca batida policial en Irlanda para buscar los cuadros robados en un museo

Las autoridades de Irlanda montaron ayer una gigantesca operación policial en todo el país, en un intento de encontrar las 11 obras de arte todavía no recuperadas de un total de 18 cuadros robados de un museo en las cercanías de Dublín, con un valor superior a los 6.000 millones de pesetas. El robo se produjo en la madrugada del miércoles en Russborough House, la antigua residencia del millonario y filántropo sir Alfred Beit, en el condado de Wicklow, a 30 kilómetros al sur de Dublín.

La casa, junto con su pinacoteca, considerada como una de las más importantes colecciones privadas del mundo, fue donada por Beit a la nación irlandesa en 1978.La garda (policía) estableció estrictos controles en todas las carreteras que conducen al Ulster, así como en todos los puertos y aeropuertos de la República, en un intento de conseguir localizar los 11 cuadros todavía no recuperados. Los ladrones consiguieron llevarse 13 obras de arte, entre ellas un Vermeer, un Goya, un Velázquez, un Rubens y un Gainsborough, en lugar de 17, como se informó en un principio. Siete de los cuadros, los de menos valor, fueron encontrados por tres muchachos que habían ido de pesca a un lago situado sólo a cinco kilómetros de la casa-museo. Los cuadros, dos Guardi, y el resto de Van Ruesdale, Jan Steen, Teniet, Reynolds y Belotto, aparecieron en una furgoneta abandonada de marca japonesa.

Sir Alfred Beit, que hizo su dinero en las minas surafricanas de oro y diamantes, expresó el miércoles su convicción de que el robo había tenido motivaciones políticas y que posiblemente era la obra del Ejército Republicano Irlandés (IRA) o del Ejército Nacional para la Liberación de Irlanda (INLA), con la esperanza de conseguir un sustancioso rescate. Sin embargo, la policía irlandesa, sin descartar esta tesis, admite que el robo puede haber sido llevado a cabo por una banda internacional.

Está última teoría es rechazada por expertos en Irlanda y en el Reino Unido, que argumentan que las obras son tan conocidas que su venta en el mercado es prácticamente imposible. El Vermeer, Mujer escribiendo una carta, es el único en manos privadas, con excepción de otro, propiedad de Isabel Il. El Goya es un retrato de doña Antonia de Zárate, y el Velázquez, una criada negra limpiando la mesa.

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