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DESASTRE NUCLEAR

Médicos y contadores Geiger, con los evacuados de la zona de la catástrofe

Bañada por la luz del sol y con sus manzanos en flor, la granja estatal de Kopelovo -población situada al oeste de la ciudad de Kiev y a 150 kilómetros de la central nuclear de Chernobil- ofrece la perfecta imagen idílica ucraniana, a no ser por las tiendas de los médicos del Ejército soviético desplegadas bajo los árboles. Allí se mide con los contadores Geiger la radiactividad de un grupo de trabajadores rurales llegados de la localidad de Opachichi, a 28 kilómetros de Chernobil. Cerca de la granja, en una peluquería, asistentes de laboratorio extraen muestras de sangre para su posterior análisis.

Los campesinos fueron evacuados el pasado fin de semana, durante el éxodo de 84.000 personas desde el área de Chernobil, donde el pasado 26 de abril se produjo el más grave accidente nuclear de los ocurridos en el mundo.

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El contraste entre la primaveral escena ucraniana y los aparatos para medir la radiación era tan extraño como un filme de ciencia ficción. "Si esto ha ocurrido en tiempos de paz, ¿pueden imaginarse qué podría ocurrir en una guerra?, pregunta el jefe del Gobierno local, Ivan Pliusch, a los periodistas llegados desde Moscú.

Algunos de los más de 1.000 evacuados que llegaron a Kopelovo declararon a los primeros periodistas extranjeros que se acercaron a la zona donde ocurrió el desastre que habían aceptado como necesaria la evacuación. La maestra Svetlana Boloshenko afirmó: "No hubo objeciones de nadie al partir. Vinimos aquí voluntariamente".

Estos evacuados, los únicos que fueron presentados a los periodistas durante el viaje organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, proceden de una zona situada a 10 kilómetros de la central nuclear de Chernobil y fueron trasladados en la segunda fase de la evacuación. Muchos de ellos tienen la esperanza de volver a su pueblo, pero no saben cuándo podrá ser.

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El jefe del equipo médico, Ivan Vishnevski, afirmó que sólo tres de los 1.060 evacuados dieron muestras de poseer alta radiación y fueron hospitalizados. Los responsables de la granja estatal, que emplea a 2.000 trabajadores, dijeron que pueden albergar a los evacuados durante meses y que muchos de ellos ya están trabajando.

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