_
_
_
_
_

Charanski dedicó al descanso su primer día en Jerusalén

Anatoli Charanski, el disidente judío liberado por la Unión Soviética al cabo de nueve años de encarcelamiento, pasó ayer su primer día en Israel descansando en su casa de Jerusalén, tras la tumultuosa bienvenida. que le fue tributada el martes. A pesar de la euforia, grupos israelíes que pretenden una mayor emigración hebrea hacia Israel expresaron ayer sus temores de que, paradójicamente, la liberación de Charanski dificulte las pretensiones de los otros infles de judíos que quieren abandonar la URSS. Mientras tanto, los expertos analizan el espectacular canje de espías como muestra de las relaciones actuales entre las dos superpotencias.

Más información
Los ocho espías liberados en Berlín eran agentes de segunda categoría
Activistas judios no aprecian cambios en el Kremlin

Charanski, de 38 años, y su esposa, Avital, de 35, pasaron el día de ayer en su casa de Jerusalén. Estudiantes de un seminario protegieron el inmueble, en cuyo balcón apareció varias veces el matrimonio a saludar para los fotógrafos. El martes, Charanski había vivido una jornada intensa: fue liberado tras nueve años de prisión por supuestas actividades de espionaje, vio a Avital por primera vez desde su boda, hace 11 años, y llegó a Jerusalén, la meta tradicional del pueblo hebreo.Durante una tumultuosa bienvenida en el aeropuerto de Tel Aviv, el pequeño matemático y experto en informática abrazó al primer ministro israelí, Simón Peres, y hablado por teléfono con el presidente norteamericano, Ronald Reagan, artífice en parte de su liberación.

Charanski también pudo hablar por teléfono durante una hora con su madre y su hermano, que siguen en Moscú. Según su hermano, Leonid, Charanski les contó que no sabía que le iban a liberar hasta la víspera. "Lo único que quiere hacer ahora es descansar" dijo Leonid a la agencia Reuter.

La madre del disidente, Ida Milgrom, declaró que no había tenido ningún contacto con las autoridades soviéticas desde la liberación de su hijo, pero afirmó que iría a la oficina de pasaportes en Moscú para preguntar sobre la posibilidad de conseguir permiso para emigrar a Israel.

Desde su llegada a Israel, Charanski ha pronunciado varios emotivos discursos sobre el porvenir de los presos judíos en la URSS. Sin embargo, periódicos y expertos israelíes expresaron ayer sus dudas sobre el efecto que la liberación de Charanski puede tener en el futuro de estos judíos soviéticos.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

"Desde luego estamos contentos con la liberación de Charanski", declaró VIadimir Glozman, subdirector del Centro de Información de Educación Judío en Jerusalén. "Pero esto es un truco soviético bien planeado para dar la sensación de que los judíos han recibido lo que querían. Nuestra verdadera meta es conseguir la libertad de todos los que quieren venir a Israel. Toda la atención despertada por el caso Charanski hará más dificil nuestro trabajo en el futuro".

"Nunca colaboró con la CIA"

Según Glozman, la URSS ha denegado visados de salida a unos 10.000 judíos. Veinticinco de ellos están encarcelados por enseñar hebreo o por sus actividades relacionadas con la emigración. Expertos israelíes calculan que, de los tres millones de judíos que hay en la Unión Soviética, unos 400.000 abandonarían el país si tuvieran la oportunidad de hacerlo.Por otra parte, las autoridades norteamericanas en Berlín Oeste han hecho hincapié en que Charanski nunca ha estado implicado en actividades de espionaje, según informa Hermann Tertsch. "Anatoli Charanski no es un espía y nunca colaboró con la CIA. Esto debe quedar muy claro", señaló Ed Harper, director de la Casa de América en Berlín Oeste y portavoz de la misión norteamericana, ante la multitud de periodistas llegados para presenciar la liberación del matemático.

La Unión Soviética, con sus filtraciones de información al diario sensacionalista alemán Bild, logró captar la atención de la opinión pública internacional y presentar al disidente judío como un lógico candidato a ser canjeado por agentes del Este detenidos en Occidente. Así, la URSS reafirmaba la acusación de una supuesta colaboración de Charanski con la CIA. Desde que surgió la noticia de su inminente canje, la Prensa occidental se ha visto obligada, al incluir a Charanski en la operación, a aceptar implícitamente la tesis soviética.

Estados Unidos ha hecho, por su parte, todo lo posible para hacer frente a esta lograda operación propagandística de Moscú. No ha podido, sin embargo, imponer su deseo de que la liberación de Charanski se realizara al margen del intercambio de espías. Hubo gestiones al respecto hasta el último momento.

Para Estados Unidos, la liberación de Charanski -pactada por Reagan y Gorbachov en su cumbre de Ginebra- hubiera constituido un éxito publicitario aún mayor si, desvinculado del canje de espías, hubiera podido presentarse como el resultado de una intervención directa norteamericana y de presiones sobre el Kremlim.

El ministro de asuntos exteriores británico, Geoffrey Howe, ha expresado el deseo de que la liberación de Charanski tenga como resultado una mayor atención de la URSS a los derechos humanos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_