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Tribuna:EL ARTE DE UN POLÍTICO
Tribuna
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Hasta el último rayo de luz

Si tenía suerte, la minúscula ventana en que consistían sus ojos le permitía ver apenas como quien mira a hurtadillas a través de un agujero insignificante. Así dibujaba, con las dificultades que uno puede imaginarse, sus niños, sus ciegos y sus negros, aprovechando con avaricia hasta el último rayo de luz que le llegaba al fondo de la retina. Fue una tragedia que le obligó a administrar con sumo cuidado sus recursos, alargándolos todo cuanto esta grave limitación le permitía. Al final, su obra plástica lleva la señal evidente de esta lucha desigual entre el poder del talento y las drásticas imposiciones de una naturaleza implacable.Si del plano de la realidad física nos trasladamos al del espíritu, esto mismo fue lo que ocurrió a Castelao como escritor. Dotado de un talento igualmente claro que el del artista, pero también con limitaciones, supo aprovecharlo, sin embargo, con inteligencia hasta el extremo mismo de sus posibilidades.

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Alguien dijo, refiriéndose a Scott Fitzgerald, que se comportaba como una vieja estúpida a la que le hubieran regalado un inmenso diamante cuyo verdadero valor ignoraba. Con Castelao, en realidad, sucedió lo contrario. Conocía muy bien el pequeño diamante que le habían entregado y que se esforzó en lucir y realzar todo lo que pudo.

La joya

Su vida de escritor la consagró Castelao a perfeccionar esta joya, que pulió con esmero. Pasados los años , uno tiene la impresión de que difícilmente se podría haber sacado más belleza a aquel hermoso y noble cristal. Contemplándolo, el sentimiento que despierta es de admiración, tanto por la intensidad y la pulcritud transparente del brillo que desprende como por la extrema habilidad del orfebre que lo trabajó.

Quiero decir que, como escritor, Castelao administra escrupulosamente su talento, al contrario, por ejemplo, de su compañero de generación Ramón Otero Pedrayo, que dilapidé a manos llenas una inmensa fortuna literaria.

En conjunto, toda la obra estrictamente literaria de Castelao no ocupa más de 400 páginas, que forman un total de cuatro libros y un folleto: Cousas (1926), Retrincos (1934), Os dous de sempre (1934), Os vellos non deben de namorarse (1953) y Un ollo de vi dro. Memorias dun esquelete (1922). Como se ve, no demasiado en términos cuantitativos, aunque Castelao cultivó también el periodismo y la prosa doctrina¡, además del dibujo y la pintura, a lo que hay que añadir, para mejor valorar la cosecha, la intensa actividad política desarrollada por el escritor a lo largo de cinco décadas.

La economía de recursos a que antes aludíamos tiene que ver, sin embargo, con otros factores, más relacionados con el proceso interno de creación que con la extensión de la obra realizada. En el fondo, Castelao escribió un solo libro a lo largo de su vida. Lo empezó a elaborar en 1926 con Cousas y lo terminó en 1934 con Retrincos y Os dous de sempre. Se limitó a eso, aunque lo hizo con rigor y con sabiduría ejemplares.

La obra narrativa de Castelao es una mezcla de lirismo, humor y sentimentalismo contenido. Consta de pequeños cuadros, pintados con dedicación de artista y paciencia de artesano, en los que se refleja la vida de los campesinos y los marineros de Galicia con una exactitud tanto más admirable cuanto compleja y delicada, por la finura de sus matices, es la realidad representada. Los cuadros pueden ser extremadamente breves, como sucede en Cousas; un poco más amplios, como en Retrincos, o alcanzar incluso, mediante los oportunos engarces, como ha visto muy bien el profesor Carballo Calero, la forma de una novela.

Tal vez lo que perdió en extensión lo ganó Castelao en intensidad. Concentrado en su delicada labor de joyero, sus logros tienen la gracia, la pureza y la limpieza de las miniaturas o de esas hermosas filigranas portuguesas donde las expertas manos del ourive consigue con hilos de oro o de plata unas figuras de una belleza singular e inimitable.

No son grandes joyas, caras y costosas, pero son joyas. Por eso, su pueblo, tan poco dado a los dispendios expresivos, se ha sentido identificado con eI escritor. Nadie como él, a no ser Rosalía, tocó con tanto arte la cuerda del alma gallega.

Carlos Casares profesor-de Literatura y escritor, es autor de Conversas con Anxel Folle.

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