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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El trágala de las eléctricas

EL DOCUMENTO presentado por el sector eléctrico al Ministerio de Industria sobre la evolución del conjunto del sector hasta 1990 contiene algunos aspectos dignos de mención, aunque sólo sea.para recordar el punto de vista del consumidor, olvidado en este asunto. Las compaftías eléctricas pretenden trasladar a los clientes la factura del exceso de capacidad del sector, realizando así una especie de autorreconversión indolora por la vía de los precios.El problema del sector eléctrico radica en los elevados costes financieros derivados de su alto endeudamiento, realizado por culpa de unas previsiones erróneas. La demanda de energía eléctrica ha progresado mucho más despacio de lo estimado por las empresas. Asimismo, y como quiera que las inversiones en este campo tienen unos períodos de maduración muy dilatados, las equivocaciones en la estimación de la demanda futura seconvierten automáticamente en aumentos de la carga financiera que gravitan sobre las empresas durante largos años. Los costes financieros representan actualmente cerca de la mitad de la facturación del sector.

Según las compañías eléctricas, el problema podría solucionarse mediante el expediente de aumentar los precios de la electricidad un par de puntos por encima del coste de la vida. De esta manera sería posible reducir el peso financiero en términos relativos y pagar además un dividendo del 8% a los accionistas. No está mal pensado. Con medicina semejante pueden arreglarse los males de éste y de cualquier sector. Basta que se traspase la carga a los usuarios y que éstos se vean obligados a soportarla. Lo que ocurre, en este caso, es que la energía eléctrica forma parte de la casi totalidad de los bienes y servicios que se producen en nuestro país. En consecuencia, su encarecimiento conduce fatalmente a una elevación general de los costes productivos de todos los demás sectores, que se encuentran ahora sometidos a un aumento de la competencia como efecto del ingreso de nuestro país en la CEE. La propuesta de las eléctricas se trata, en definitiva, de una actitud nada solidaria con el resto de las empresas, por no hablar ya de los particulares: en los dos últimos años, el incremento del precio de la electricidad para usos domésticos ha sido, entre aumentos y recargos, de más del 30%, pese a que el precio de su factor principal, el petróleo, ha disminuido.

Es del todo inadmisible que los errores de gestión de las compañías eléctricas deban ser pagados por los consumidores y no por los propios gestores y accionistas de las empresas. Pero ya produce asombro que cuando se reconoce que el sector atraviesa por una situación difícil y se pide una subida de los precios dos puntos por encima del coste de la vida se quiera repartir a los accionistas unos dividendos del 8%. ¿Es esto una economía de mercado? Más bien parece un trágala.

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