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"CUMBRE" EN GINEBRA

Los aliados de EE UU quieren que se restablezca el clima de confianza con los soviéticos

Andrés Ortega

Los aliados europeos de EE UU no confían en la obtención de resultados concretos en la cumbre que se inicia hoy en Ginebra entre Ronald Reagan y Mijail Gorbachov. "No esperamos nada, salvo una cosa que también es importante: el restablecimiento del clima de confianza entre las dos superpotencias o, por lo menos, que no haya desconfianza", manifestaron fuentes europeas de la OTAN. Los europeos, sin embargo, no desean que EE UU y la URSS se conviertan en los gendarmes del mundo.

Reagan ha conseguido ir a Ginebra con el respaldo explícito y público de sus aliados de la OTAN que, ante la cumbre, han querido crear una imagen de unidad reforzada por la reciente decisión holandesa sobre el despliegue de los euromisiles. Detrás de esta apariencia hay divisiones en la OTAN sobre temas concretos, como son la defensa contra los misiles o el respeto a los acuerdos sobre armamento ya existentes. Y los pequeños países europeos han logrado que EE UU, en ocasiones, les escuche. Washington, por su parte, se ha esforzado en mejorar el proceso de consultas en el seno de la Alianza.En la OTAN se estima que de la cumbre de Ginebra no van a salir acuerdos de importancia concretos, ni desde luego con cifras, en materia de control de armamentos. Reagan y Gorbachov tendrán que hablar, se dice en la OTAN, de los conceptos referentes a las cuestiones regionales, armamentistas y de derechos humanos. La OTAN no cree, sin embargo, que Estados Unidos vuelva a la teoría y práctica del linkage, según la cual están vinculados entre sí los progresos en estos diferentes campos. "Se trata más bien de una visión global de las relaciones de las superpotencias", señalan medios atlánticos. En cuanto a Centroamérica, España ha sido siempre contraria a plantear el problema en la dimensión Este-Oeste, "pero no se puede impedir que los grandes hablen de ello", señaló una fuente diplomática española.Con cierta pena, los europeos observan que probablemente no haya comunicado final del encuentro sino, como máximo, una conferencia de prensa conjunta. El comunicado hubiera sentado doctrina. Y si los europeos están interesados en la doctrina y la distensión es porque piensan que un mejor clima entre los grandes contribuiría a un mejor clima en las relaciones entre las dos partes de Europa.

El interés no es solamente político-estratégico, sino también económico. Están en curso las conversaciones para establecer relaciones formales entre la CEE y el Comecon (el bloque del Este, empujando, y el del Oeste, ganando tiempo). Y, sobre todo, está el nivel del comercio. Mientras el Comecon (mercado común de los países socialistas) recibe un 6,1% de las exportaciones de la CEE (un 1,9% tan sólo de las de EE UU), la Comunidad recibe un 9,2% (0,7% en el caso de EE UU) de las ventas del Comecon.

En la tarde del jueves, y antes de regresar a Washington, Ronald Reagan se reunirá en Bruselas -como acto protocolario de consultas, pues durará dos horas escasas- con los jefes de Gobierno de los países de la OTAN. Francia estará representada únicamente a nivel de ministro de Asuntos Exteriores. España también. Y lo mismo ocurrirá con Grecia.Se espera que Reagan informe sobre los resultados de la cumbre en cuestiones básicas en cualquier negociación y para futuros acuerdos sobre armamentos: la Iniciativa de Defensa Estratégica norteamericana (SDI) y sus implicaciones; el tratado ABM de limitación de las defensas antimisiles, por cuyo estricto respeto abogan los europeos, y el enfoque del debate sobre las armas nucleares en Europa."No creemos que los grandes comuniquen grandes cosas de lo que allí ocurra", manifestaron fuentes europeas, "pero se notarán enseguida los resultados, si los hay". Puede haber un impulso al control de armamentos. "Que no surjan instrucciones concretas no significa que no salga un ambiente para dar luego estas instrucciones a los negociadores", añadieron estas fuentes. Los aliados son conscientes de que ninguna de las propuestas que se pongan sobre la mesa puede satisfacer a ambas superpotencias, pues las propuestas de una parte implicarían reestructurar o desmantelar casi todo el arsenal de la otra. Pero "todo el mundo sabe ya por dónde se puede caminar".Salvo sorpresas, los aliados europeos no creen que los grandes lleguen a acuerdo alguno sobre problemas regionales -Afganistán, Centroamérica y Suráfrica-, aunque quizá sí sobre Oriente Próximo. Y algunos europeos se ponen algo nerviosos ante la posibili dad de que EE UU y la URSS se conviertan en gendarmes del mun do en un directorio.

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