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Reportaje:La carrera por el dominio del espacio

El reto espacial de Europa

España mantiene un mutismo oficial ante la próxima reunión de ministros de la Agencia Espacial Europea

, El Gobierno español, que ha tomado la decisión de reorganizar próximamente el sector público espacial, no hará pública su postura oficial sobre los proyectos espaciales de Europa con anterioridad a la reunión de ministros de los países miembros de la Agencia Espacial Europea (AEE) que comienza el próximo miércoles en Roma. Se trata de la primera reunión de este nivel que se realiza desde 1977, y en ella se deben tomar dos grandes decisiones: la aprobación del programa espacial europeo para los próximos 10 años, y la participación de Europa en la estación espacial de Estados Unidos.

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El ministro de Defensa, Narcís Serra, que encabeza la delegación española que asistirá a la reunión de Roma, se ha limitado a señalar que España apoyará los planes de la AEE para los próximos, 10 años. Serra también ha confirmado que ésta será la última reunión de este tipo a la que él o sus sucesores asistan, debido a que próximamente las competencias sobre las relaciones con la Europa espacial pasarán a otro ministerio, como algunos sectores han solicitado repetidamente.Mientras que otros países que juegan un papel preponderante en la Europa espacial han mostrado ya de forma oficial su postura en los dos grandes apartados a tratar en la próxima reunión ministerial, España, que hasta ahora ha tenido una participación exigua en los proyectos de la AEE, no ha hecho pública su postura oficial ante los temas a discutir. Son miembros de pleno derecho de la AEE Bélgica, Dinamarca, Francia, Irlanda, Italia, Holanda, España, Suecia, Suiza, Reino Unido y la República Federal de Alemania. Otros tres países, Austria, Noruega y Canadá tienen la categoría de Estados asociados.

La anómala ubicación administrativa del organismo encargado de desarrollar el programa espacial español -por otra parte prácticamente inexistente- y de las relaciones con la AEE han sido denunciadas reiteradamente por científicos e industrias del sector. Este organismo es la Comisión Nacional de Investigación del Espacío (Conie), que depende del Ministerio de Defensa, a pesar de que la AEE tiene por misión "asegurar y desarrollar, con fines exclusívamente pacíficos, la cooperación entre Estados europeos en los campos de la investigación y de la tecnología espaciales".

La delegación española en la AEE sigue encabezada por un militar de avanzada edad, el general Luis de Azcárraga, que se encontrará presente en la reunión de Roma. Sin embargo, según ha podido saber este periódico, no tiene previsto viajar a Roma el subdelegado español, el general Segismundo Sanz Arangüez, que ha desempeñado en los últimos años de facto el papel de delegado en las reuniones del consejo de la Agencia Espacial Europea.

Los beneficios obtenidos en forma de contratos o desarrollo tecnológico y científico por España a cambio de su participación en la AEE han descendido en los últimos años, según se denunció en las I Jornadas Aeroespaciales, celebradas recientemente en Madríd por iniciativa del Ministerio de Transportes, Turismo y Comuni

caciones. Esta participación supera este año los 3.500 millones de pesetas, y el retorno industrial se sitúa en el 0,8 de esta cifra, la cantidad más baja admitida por los propios estatutos de la AEE para cualquiera de sus países miembros.

Tirar el dinero

La situación española ha preocupado en los últimos meses a los directivos de la AEE, que han hecho reiteradas gestiones ante el Gobierno español para mejorar el retorno industrial. Europa, por otra parte, necesita que España esté de acuerdo en aumentar su participación financiera en la AEE, para poder mantener el ritmo de desarrollo previsto en el campo espacial. Francia y la RFA son los países que muestran mayor empeño en conseguir una autonomía de Estados Unidos en este campo, en gran parte porque son los Estados miembros de la AEE que obtienen mayores beneficios de su pertenencia a la agencia.

Según fuentes del sector, en una reciente visita a España del director general de la AEE, Rainer Luft -antes presidente del prestigioso Max Planck Institute de la República Federal de Alemania-, sus interlocutores españoles se mostraron de acuerdo en aumentar la cuota de España en la AEE siempre que "no se siguiera tirando el dinero".

A pesar del mutismo oficial español, fuentes informadas han señalado a este periódico que España llevará a Roma una postura de aumento de la participación española en todos los programas de la agencia hasta alcanzar un 5% de participación, siempre que se obtengan garantías de un retorno adecuado, tanto científico como económico. En la actualidad sólo se alcanzaba esta proporción en el programa científico, que tiene carácter obligatorio para todos los países miembros. Un ejemplo de la prudencia española la da el hecho de que España, junto a Bélgica y el Reino Unido, son los únicos países que no se han pronunciado todavía, aunque sea de forma oficiosa, sobre el aumento propuesto de un 5% anual para el programa científico, conocido como Horizonte 2000.

El Reino Unido sí se ha pronunciado, sin embargo, sobre la participación de su país en la estación espacial estadounidense, a través del proyecto Columbus, lo mismo que lo han hecho la RFA, Francia e Italia.

La RFA, sin embargo, ha mostrado sus reticencias ante un proyecto francés de minitransbordador, el Hermes, pero apoya otro de los proyectos, el de lanzador Ariane perfeccionado. En total, los ministros de los países europeos deben pronunciarse sobre el plan espacial a largo plazo, que comprende proyectos del programa científico, de observación de la Tierra, de telecomunicaciones, tecnológico, de investigación en microgravedad, de transporte espacial y de infraestructura orbital.

Aumento presupuestario

Los ministros asistentes a la reunión deben también aprobar los aumentos presupuestarios necesarios para llevar a cabo este programa a largo plazo, que supondrá un gasto de 1,7 billones de pesetas en los próximos 10 años, así como la probable participación en la estación tripulada permanente de Estados Unidos. Finalmente, deben aprobar modificaciones en materia de política industrial y medidas concretas para asegurar a los Estados miembros "un retorno justo de los beneficios obtenidos por los programas de la agencia", según consta en un informe previo a la reunión difundido por la AEE.

Los proyectos más espectaculares sobre los que se deben pronunciar los ministros son los relacionados con los sistemas de transporte espacial.

Estados Unidos presiona a Europa para que participe de forma activa en la estación espacial permanente y tripulada que proyecta poner en órbita en 1992. Tanto la República Federal de Alemania como el Reino Unido ya se han mostrado favorables a esta participación, que se realizaría en todo caso a través de la Agencia Espacial Europea.

Francia, que tiene un papel preponderante en la actualidad en la AEE, presiona para que se aprueben las fases iniciales de desarrollo de un minitransbordador espacial que tiene en fase de estudio, el Hermes. Este proyecto daría a Europa, según el Gobierno francés, independencia en el transporte de tripulaciones a las estaciones permanentes.

Según el ministro italiano para la investigación, Luigi Granelli, el programa que se debe decidir en Roma "es complejo e innovador, y puede dotar a Europa de una discreta autonomía en este campo y dar una respuesta creíble a Estados Unidos".

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