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Días de dolor en México

Las escalofriantes cifras de una tragedia

Las cifras de la catástrofe son aún provisionales. El número de cadáveres contabilizados se eleva a más de 300, pero quedan muchos escombros por remover, y en las calles de San Juanico, el olor de la muerte se mezcla aún con el del gas butano.De los 47 obreros que trabajaban en la planta de la compañía nacional de petróleo (Pemex) y el pequeño destacamento militar destinado allí, nada se ha sabido y es posible que nunca se sepa. Oficialmente no hay desaparecidos, aunque muchas familias continúan sin tener noticias de su gente.

La cifra de heridos se sitúa por encima de los 1.800. Muchos serán dados de alta en los próximos días, pero varios centenares luchan entre la vida y la muerte, con quemaduras que en ocasiones llegan al 80% de su piel.

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Tampoco hay acuerdo sobre los damnificados. Oficialmente se habla de más de 10.000, pero un mínimo de 80.000 personas tuvieron que dormir la primera noche en albergues improvisados, aunque muchos de ellos lo hicieron obligados por las medidas de seguridad adoptadas en torno a la zona de desastre.

Evacuación masiva

En las horas siguientes a la primera explosión fueron evacuadas más de 250.000 personas, que en parte pudieron regresar al caer la tarde. El censo de viviendas destruidas no ha sido efectuado aún, pero en cualquier caso superará el millar. Se trata de casitas muy humildes, de una sola planta, a menudo con techos de zinc, que el fuego barrió como si fueran de papel.La movilización asistencial resulta imposible de traducir a números. Los bancos de sangre, incluso improvisados, agotaron su capacidad de almacenamiento. Se han recogido miles de mantas, toneladas de alimentos y medicinas, procedentes en gran parte de donativos privados. El problema no es tanto ahora de escasez como de distribución. Hay albergues donde sobran biberones y faltan lentejas, o al revés.

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En las tareas de rescate participaron más de 5.000 médicos y ayudantes sanitarios, en tanto que 1.000 bomberos trataban de contener el fuego y evitar que éste se propagase.

Compañías del Ejército y de la policía suman un contingente superior a las 10.000 personas destinadas a colaborar en este plan de emergencia.

Trece helicópteros, cientos de ambulancias y camiones, trenes especiales del Metro y autobuses de la empresa municipal de transportes constituyeron el grueso del aparato logístico.

En palabras del presidente mexicano, Miguel de la Madrid, el país entero está de luto, consternado, pero la desgracia ha destapado también el gran caudal de solidaridad de que es capaz este pueblo, que festejaba precisamente ayer el 74º aniversario de su revolución.

El desfile patriótico no fue suspendido, como pidieron muchos, pero se le despojó de adornos, y miles de personas lucieron crespones de luto. Las emisoras de radio siguen pidiendo sangre, agua, leche y mantas.

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