Alfonsín alaba la decisión española de reabrir su crédito a Argentina sin contar con los organismos internacionales
El presidente argentino, Raúl Alfonsín, alabó ayer la determinación política española al reabrir una línea de crédito para su país, sin esperar a la renegociación ni considerar las opiniones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Club de París. Alfonsín no concretó cuáles eran "los créditos a medio y largo plazo para operaciones específicas", según los términos utilizados en el comunicado conjunto final, que España piensa reabrir. Simplemente, dijo que, según sean las necesidades que se produzcan, se vería cuál será el total de esta línea de crédito, que está destinada a la compra de bienes españoles.
Sin embargo, fuentes de la Administración pública española han señalado que, en principio, se trataba de renovar la parte de una línea de crédito no utilizada, 105 millones de dólares -equivalentes a 15.750 millones de pesetas-, que podrán destinarse financiar la compra de bienes de equipo producidos en España, con unos tipos de interés dentro de los márgenes del consenso de la OCDE. La línea de crédito, instrumentada en 1979 por valor de 300 millones de dólares fue utilizada en 195 millones de dólares, con unos tipos de interés del 8%, y el resto quedó sin uso. Si se autoriza que Argentina utilice ahora ese resto, los tipos de interés tendrán que verse elevados hasta el 10,35%, para préstamos con plazo de amortización entre 5 y 10 años, y del 10,70% para operaciones a mayor plazo.En algunos medios de la Administración y de la banca se consideraba poco menos que imposible que se concediera una ayuda, financiera y no comercial, en las actuales condiciones, cuando Argentina trata de negociar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que constituye el elemento básico para cualquier intento de renegociación de la deuda exterior de un país bien con terceros Gobiernos o con las instituciones privadas de crédito.
No obstante, al reabrir España un crédito a Argentina sin esperar a que se renegociara el conjunto de su deuda en el Club de París, ha roto con las normas de este club, al que pertenece. Felipe González, que acompañaba ayer por la tarde al presidente Alfonsín en la conferencia de Prensa que éste ofreció en el palacio de El Pardo, afirmó que España, dentro de sus propias limitaciones, trata de dar a conocer en el Club de París cuáles son las dificultades por las que pasan los países que han acumulado una gran deuda externa.
En la conferencia de Prensa, González recordó que España debe unos 30.000 millones de dólares (unos 4,5 billones de pesetas); es decir, 10.000 dólares menos que Argentina. Pero el presidente español recordó también que, a la vez, España se encuentra entre los países acreedores, lo que le ayuda a tener más sensibilidad respecto a este problema Como ejemplo de la dependencia que crea a los países acreedores la subida de los tipos de interés, el presidente del Gobierno español citó que una subida de sólo un 2% equivale al total de las exportaciones argentinas de carne.
El presidente Alfonsín suspendió ayer el almuerzo que tenía previsto realizar con los presidentes de los principales bancos españoles y representantes empresariales, al haberse decidido en el último momento que el presidente del Gobierno español y el presidente argentino celebrarían una comida de trabajo que no estaba prevista en principio. Alfonsín mantendrá hoy un desayuno de trabajo con los empresarios y financieros.
Comunidad iberoamericana
El presidente argentino, refiriéndose al concepto de Comunidad Iberoamericana, que ha sido utilizado con frecuencia en los discursos del Rey de España y que se ha venido repitiendo posteriormente, afirmó que el "espíritu" de esta Comunidad estaba ya en el comunicado conjunto hispano-argentino firmado ayer, y dijo que en Madrid había empezado conversaciones "con vistas a concretarlo de forma orgánica y sistemática".
Respecto a sus difíciles relaciones con el FMI, cuyas recomendaciones no ha aceptado Argentina, Alfonsín dijo que no está cerrada la posibilidad de negociar con este organismo. La que sí está cerrada, afirmó, es la posibilidad de que Argentina cambie de opinión. "Tenemos estudiadas todas las alternativas", dijo, "y vamos a resistir mejor que con una postura recesiva". El presidente argentino reafirmó que su país piensa pagar la deuda contraída: "Trabajaremos fuerte y duro para cumplir nuestros compromisos", añadió.
A este respecto también Felipe González fue optimista. Después de trazar lo que llamó psicología del acreedor, describiendo cómo las exigencias maximalistas de los acreedores tienden a disminuir, el presidente del Gobierno español afirmó que "ni los países deudores ni los países acreedores van a llevar las cosas hasta el extremo de que se rompan las reglas del juego".
Hoy se cumplen los dos años de la rendición de las tropas argentinas que invadieron las islas Malvinas. Este contencioso fue tratado también ayer tarde por el presidente Alfonsín, quien afirmó que "Argentina no declarará unilateralmente el cese de las hostilidades", en este conflicto cuya paz aún no se ha firmado. El presidente argentino acusó al Reino Unido de seguir fortificando esas islas y mantener la zona de exclusión trazada en sus aguas al comienzo de la guerra, lo que, según él, puede convertirlas en un nuevo escenario del conflicto Este-Oeste, como el Océano Indico y causa inquietud en los países de la zona.
En este sentido, Alfonsín apoyó también las gestiones que para la pacificación de Centroamérica hacen los países del llamado Grupo de Contadora.
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