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Fiesta académica

Bajo el sol primaveral de Cambridge, en las cercanías de la ciudad de Boston, 4.614 graduados, ataviados con las tradicionales togas y los birretes negros, recibieron en el campus de la histórica universidad de Harvard, sus diplomas de graduados del curso 1984.Los padres de los alumnos junto a los antiguos graduados de Harvard y cuerpo de profesores -vestidos con frac y sombreros de copa o protegidas del sol con las clásicas pamelas de paja- contemplaban cómo sus hijos recibían, en definitiva, un título para el futuro.

A medida que iban nombran do a los graduados por diferentes grupos, el entusiasmo crecía, lanzando los birretes al aire, en se fial de triunfo. "Y ahora", dijo el representante del grupo de graduados en Filosofía, "que Dio os dé suerte para encontrar trabajo". Los que se graduaban en business administration, más optimistas cara al futuro, saludaron la graduación levantando cada uno un billete de un dólar en la mano. Símbolo también del precio que cuesta una buena educación en EE UU, donde el importe de la matrícula anual en Harvard es de más de 13.000 dólares (cerca de dos millones de pesetas por año), pero es también garantía para un empleo bien remunerado en la sociedad.

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Un pic-nic sobre la hierba, donde abundaban las botellas de vinos espumosos catalanes, precedió al discurso pronunciado a primera hora de la tarde por el Rey de España, Juan Carlos I que recibió un doctorado honoris causa junto a otras personalidades.

Harvard mantiene así la tradición solemne de la graduación, heredada del sistema educativo británico, enviando futuras nuevas elites para la sociedad norteamericana y para otros muchos países del mundo. "Creo que este año el ambiente es muy caluroso", dijo Antonio Verchet, que recibió un master en derecho, entre el grupo de 16 graduados españoles de la promoción de 1984, muchos de ellos estudiantes en Harvard gracias a las ayudas de las becas Fulbright.

Fundada en 1636, por John Harvard of Charleston, esta universidad es una de las más elitistas de EE UU. Seis presidentes -los Adams, Roosevelt, Hayes y Kennedy- pasaron por este centro docente, cantera de 27 premios Nobel, 25 premios Pulitzer, en un centro que posee la mayor biblioteca universitaria del mundo, con más de diez millones de ejemplares.

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