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El senador italiano desaparecido murió de un infarto y su amante le dejó en un bosque

Juan Arias

El senador democristiano Onio della Porta, de 59 años de edad, uno de los políticos más estimados en la ciudad de Viterbo porque era el clásico incondicional de la familia, la Iglesia y el partido, no había sido secuestrado como empezaba a temerse en los círculos políticos tras su misteriosa desaparición el jueves pasado. El cadáver del popular senador fue encontrado por una patrulla de carabineros en la madrugada del domingo en el interior de su coche, abandonado en un bosque.El cuerpo estaba en el asiento de atrás, boca abajo, y de su nariz había manado tal cantidad de sangre que había empapado la tapicería y mojado las hojas caídas junto al coche. Y junto a las hojas ensangrentadas estaba la clave de una triste novela que había traído en jaque a su partido durante los últimos días: el papel rosa y la cinta azul de envolver un regalo. En el papel, la dirección de una joyería de Ronciglioni, localidad cercana a Viterbo. El joyero ha confirmado que el día en que desapareció, el senador había ido de incógnito a comprar un collar de coral y unos pendientes de oro.

Costaba todo 140.000 pesetas. El senador sólo llevaba 60.000 y quiso extender un talón, pero el joyero se negó a aceptarlo. En aquel momento pasó por allí un amigo suyo, quien reveló la identidad del hombre político y Della Porta pudo llevarse las joyas.

A partir de ese momento desaparecieron él y su coche. Esa misma tarde tenía que participar en un congreso sobre la defensa de la familia. El arzobispo había llamado a su casa para rogarle que no faltara, pues el senador era un católico practicante. Llegó la noche y del senador no había noticias. Desde aquel momento cientos de policías y carabineros lo buscaron en vano. Había sufrido ya dos infartos y temían que hubiera podido tener un accidente. Helicópteros sobrevolaron bosques y lagos y los precipicios de las carreteras circundantes. Ante el fracaso de las pesquisas se pensó en el secuestro por parte de un grupo terrorista sardo o de las Brigadas Rojas. El presidente del Senado, Francisco Cossiga, habló personalmente con su familia.

Ahora todo es más sencillo. Della Porta, según los médicos, murió de un infarto. Se supone que cuando estaba en compañía de una dama de la alta sociedad, de quien únicamente se sabe que tiene 45 años. Se piensa que pudo morir en sus brazos, pero que, para evitar el escándalo, su cuerpo fue abandonado en el bosque junto con su coche. Le traicionó aquel pedazo de papel de la joyería. Pero el coche, según la policía, fue llevado al bosque tres días después de su muerte.

Todos en la pequeña ciudad de Viterbo quieren saber la identidad de la misteriosa amante de un personaje político que gozaba de la estima de todo el mundo católico. Y hay quien la defiende diciendo que "quizá fue la única que lo consolaba en su vida gris de político de provincia que nunca logró saltar a las altas esferas del poder".

Las crónicas periodísticas se habían ocupado de él sólo en 1981, cuando el Gobierno Andreotti fue derrotado en el Senado porque le faltó un voto: era el del buen senador Della Porta, gran amigo suyo, que "no había llegado a tiempo aquella mañana".

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