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Todos y cada uno

( ... ) El acto de elegir una democracia, el acto de votar, constituye la más decisiva de las acciones públicas del individuo en la sociedad civil y nadie puede sustraerse al deber, de ejercer este derecho con responsabilidad e incluso con entusiasmo. Está todavía demasiado próxima aquella larga etapa de nuestra historia en la que nos fue negado el derecho a elegir libremente como para minimizar ahora la grandeza del acto de votar. Debería causarnos remordimiento despreciar ahora aquella acción que tanto reivindicamos en plena dictadura y que tantos sacrificios costó a miles de militantes demócratas durante aquellos negros años.En una jornada como la que hoy vive Cataluña conviene insistir en estas reflexiones. El esplendor de la naturaleza en estos días situados en el corazón de la primavera, el afán de aprovechar el domingo o el puente para huir de la ciudad no pueden constituirse en razones sólidas y suficientes para declinar nuestras obligaciones como ciudadanos de un país en libertad. Debemos participar en las elecciones porque en ellas se decide nuestro futuro y el de nuestros hijos. Debemos participar porque nuestro acto cívico es necesario en la construcción de la convivencia. Podemos hacer muchas cosas este domingo, pero votar es la única a la que estamos obligados como ciudadanos y la que más nos debería satisfacer e, incluso, emocionarnos, puesto que no debemos olvidar la dimensión de fiesta cívica que toda elección democrática comporta. (...)

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