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Amplio seguimiento de la huelga en favor de la sindicación en un centro secreto británico

Soledad Gallego-Díaz

La minihuelga general convocada por los sindicatos británicos en protesta por la decisión gubernamental de prohibir la sindicación de los funcionarios del centro secreto de Cheltenham tuvo ayer una repercusión considerable en el Reino Unido. La huelga estaba convocada sólo para media jornada, lo que quiere decir que los efectos del paro en los servicios públicos no fueron dramáticos.

Miles de funcionarios abandonaron sus trabajos durante varias horas y hubo muchos trenes y autobuses que no funcionaron. La huelga fue especialmente, sentida en grandes ciudades como Londres, Liverpool, Manchester, Glasgow y Edimburgo.La primera ministra, Margaret Thatcher, acudió a la Cámara de los Comunes para reiterar la prohibición y condenar la huelga, que "constituye la mejor prueba de que los funcionarios de un centro de alta seguridad no pueden ser miembros de los sindicatos".

Thatcher replicó a quienes la acusan de intolerancia e inflexibilidad: "Claro que soy inflexible en cuestiones de seguridad. El pueblo de este país no espera menos".

La huelga fue convocada inicialmente por el sindicato de funcionarios, pero en el último momento decidieron unirse al llamamiento otros seis sindicatos, pese a que las huelgas de solidaridad están prohibidas por la legislación vigente.

El sector menos afectado fue el de la industria privada, aunque aun así se registraron paros en importantes empresas como la de la Ford, en Halewood, y la de Vauxhall, en Ellesmere. Los empleados públicos fueron quienes mejor respondieron a la convocatoria: desde los enterradores de Londres, que se negaron a trabajar hasta mediodía, hasta los conductores de ambulancias y los bomberos de muchas ciudades, que sólo atendieron el servicio de urgencia. Tampoco funcionaron, los servicios del ferry con el continente. La interrupción del mediodía, para el almuerzo, fue aprovechada en diferentes lugares del país para celebrar manifestaciones y mítines de protesta. En total, se calcula que han intervenido en actos callejeros cerca de 40.000 personas en todo el país.

El Congreso de las Trade Unions (TUC) anunció ayer nuevas acciones de protesta si el Gobierno despide a los funcionarios de Chentelham que se niegan a renunciar a sus derechos sindicales o ser trasladados a otro departamento.

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El TUC parece decidido a mantener el enfrentamiento directo con el Gobierno de Margaret Thatcher.

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