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El caso Gambín, apIazado por vacaciones

Joaquín Gambín Hernández, alias el grillo, abandonó el pasado fin de semana la prisión de Alicante para ingresar en una de las celdas de la cárcel Modelo de Barcelona, donde el próximo 15 de diciembre deberá ser juzgado por su presunta participación en el atentado contra la sala de fiestas Scala, donde murieron cuatro personas en 1978. En Murcia, Joaquín Cambín ha dejado una estela de dudas que salpican a la policía, a la CNT y a sus propios familiares, y que, al parecer, nadie se preocupa en investigar, a pesar de que la Fiscalía General del Estado fue informada del tema el pasado mes de agosto. Esta afirmación se desprende de las declaraciones efectuadas a El PAIS por Francisco Sánchez, comisario jefe accidental de la policía en Murcia.

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Todo empezó la pasada semana, cuando, a través de la prensa, se supo que Joaquín Gambín Hernández había remitido una carta al presidente de la Audiencia Provincial de Barcelona reclamando la libertad provisional e informando de que su vinculación con los grupos anarquistas que atentaron contra el restaurante sala de fiestas Scala le había sido encomendada por la propia policía. Según la carta de Gambín, agentes de Madrid y de Murcia le habían contratado para luchar contra el anarquismo, dándole la orden de trasladarse a Barcelona. Dos días después de su llegada, y tras introducirse en el grupo de José Cuevas, se produciría el siniestro que acabó con Scala.Ahora, cinco años después, casi todos están simultáneamente de vacaciones. José Gregorio López Marín, el policía a quien Joaquín Gambín Hernández acusa de haberle contratado para la infiltración dentro del movimiento anarquista, está ilocalizable. Ha abandonado temporalmente la jefatura del grupo de estupefacientes y aseguran que se encuentra descansando en su pueblo natal de Socobos, en la provincia de Albacete. Maximino Conesa Esparza, ex comisario jefe de la policía en Murcia en la época de la supuesta contratación de Gambín, ha dudado un instante. Después ha preferido cenar fuera de casa y, a continuación, salir de fin de semana. También está de vacaciones el comisario titular de Murcia, Miguel Onteniente. José María Escudero, responsable del desaparecido grupo anti-anarquista, está de comisario en Madrid.

Desconocimiento oficial

A pesar de estos silencios, Francisco Sánchez, comisario jefe accidental de la policía de Murcia, ha entreabierto la puerta de su despacho y desde el borde de un sillón de falsa piel verde, ha explicado que desconoce oficialmente el tema y que las únicas noticias que tiene son las que ha leído en la prensa. Después, añade que ni la Fiscalía General del Estado, ni la Audiencia Provincial de Murcia, ni la Delegación General del Gobierno en Murcia, ni la Dirección General de la Policía, han dicho nada. Ni un oficio. Ni una llamada telefónica. Ni una declaración ante el juzgado. Por no conocer, el comisario Francisco Sánchez asegura que no conoció hasta ahora el nombre de Gambín.Aseguran que en los pasillos de la comisaría de la calle de Ceballos, en Murcia, afloran los nervios porque el tema Gambín afecta a uno de los profesionales más brillantes y competentes del cuerpo. José Gregorio López Marín, licenciado en Derecho, número dos en su promoción policial, perteneció a la Brigada Política Social hasta su desaparición. Estuvo especializado en la lucha sindicalista hasta que se legalizaron las organizaciones obreras. Aquel día, José Gregorio López Marín acudió como delegado gubernativo a la presentación oficial de la Unión Sindical Obrera (USO), se acercó hasta los, trabajadores, les reclamó por su nombre, les tendió la mano y les llamó "compañeros". Después, José Gregorio López Marín, en calidad de subcomisario, pasó a convertirse en jefe del grupo de estupefacientes.

José Gregorio López Marín, a quien erróneamente Gambín identifica con el nombre de José Marín, aparece como el responsable de este enorme rompecabezas. Si Gambín se ratifica en su declaración, el policía deberá responder de ello y se le podrían pedir responsabilidades penales. Así lo ha recomendado el fiscal de la Audiencia de Barcelona en un dictamen elaborado hace pocos días.

En Rincón de Seca

En el pueblo natal de Gambín, Rincón de Seca, afloran también los nervios. Nervios y miedo. Los familiares de Joaquín Gambín Martínez, tío del delincuente, han corrido la cortina, han salido hasta el quicio de la puerta y, de espaldas al naranjal, mirando siempre el camino y la acequia, han explicado que sobre todo tienen miedo, pero que esperan que el juicio del próximo 15 de diciembre sirva para aclarar la muerte de su padre y las extrafías circuntancias a raíz de las cuales el delincuente tomó la personalidad del fallecido, eludiendo la acción de la Justicia.Los hijos del muerto y los vecinos del Rincón de Seca hablan a media voz de esa misteriosa muerte, acaecida el 5 de marzo de 1979 en Quintanar de la Orden, provincia de Toledo, a 40 metros de la carretera de Cartagena a Madrid, en un camino vecinal. La Guardia Civil encontró su cuerpo aplastado debajo del volquete del camión. Su mujer y sus hijos no pudieron ver el cadáver.

Joaquín Gambín Martínez, de profesión conductor, padre de dos hijos, vecino de Rincón de Seca, fue introducido en un ataud de zinc sellado herméticamente. Así fue trasladado hasta la tumba 429 del cementerio de Nuestro Padre Jesús, en Espinardo. Hoy, los hijos de Joaquín Gambín Martínez vuelven a meditar sobre las extrañas circunstancias que rodearon la muerte de su padre, sobre las misteriosas razones por las que no les dejaron ver el cadáver y sobre esa esquela que dicen que fue publicada en la prensa de Barcelona en la, que se introdujo un cambio en el segundo apellido del fallecido -Hernández por Martínez-, que permitió crear la ficción que el delincuente había muerto.

La muerte no aclarada del tío del delincuente Gambín podría ser investigada en los próximos días. Se asegura que existe ya una orden de exhumación del cadáver. Sus hijos han encogido los hombros y han asegurado que ellos no han dado ningún permiso para abrir la tumba de su padre.

Por último, los hijos del muerto han insinuado que quizás la explicación podrían tenerla Domingo Gambín Pellicer y Carmen Hernández Fernández, padres del delincuente. Han señalado una casa de una sola planta, en el otro extremo del naranjal, donde permanentemente estan bajadas las persianas de las ventanas. Una mujer, con un pañuelo negro en la cabeza se ha quedado en la semipenumbra y a través de la persiana ha empezado a lamentarse por la suerte de su hijo. Más tarde, un hombre, deshojando una rama de limonero, ha ocultado que él también se dirigió al presidente de la Audiencia de Barcelona reclamando la libertad de Gambín.

"La prueba evidente de qué mi hijo es inocente" -decían los padres del detenido en su carta- "es que cuando fue detenido en los últimos meses del año 1979, en Elche, dirigió un telegrama al cominfio Manuel Gómez Sandoval, jefe de la brigada operativa en Madrid, diciéndole que había quedado reclamado y preso por el sumario Scala. A los pocos días le concedieron la libertad sin poner ningún obstáculo". Hoy los padres de Gambín prefieren no hablar de su hijo.

"Si de casa no se hubiera ido...", ha musitado el padre.

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