Relativa calma en Trípoli, donde Arafat espera una nueva mediación pacificadora
Trípoli vivió ayer un extraño compás de espera que los palestinos rebeldes y sus aliados sirios y libios aprovecharon para hostigar a sus adversarios y estrechar el cerco a la ciudad donde se ha refugiado Yasir Arafat, líder, de la OLP, mientras se perfilaba una nueva mediación, árabe para obtener la proclamación de un alto el fuego.Yasir Arafat, visiblemente cansado por la falta de sueño y con la mano derecha vendada, reconoció ayer ante la Prensa, en una calle del populoso barrio tripolitano de Zahrieh, donde ha instalado su cuartel general, que la mayoría" del campamento palestino de Badaui, el último que controlaban sus partidarios, había caído el martes en manos de sus enemigos. En total, 764 civiles han fallecido y 1.789 han sido heridos en dos semanas de combates en el norte de Líbano.
Haciendo de tripas corazón, Arafat consiguió esbozar una de sus tradicionales sonrisas al prometer que seguirá luchando "porque no nos dejan otra opción".
Pero, según la radio estatal libanesa, Arafat hace todo lo posible por no tener que luchar más, y ha solicitado a la comisión ministerial árabe de los países del Golfo que obtengan la instauración de un nuevo alto el fuego, tregua que los ministros de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Kuwait y Qatar fueron ayer a negociar en Damasco con el presidente Hafez el Asad.
En el recién conquistado campamento de Badaui, Ahmed Jibril, cabecilla palestino simpatizante del régimen libio y director de la última ofensiva, ha manifestado que sus hombres "no entrarán en Trípoli". "La batalla contra Arafat ha acabado, y su única alternativa es ahora rendirse y aceptar el justo castigo por los errores y crímenes que ha cometido contra el pueblo palestino".
